3☆Inquietud

5K 372 102
                                    

Aún faltaban quince minutos para la hora acordada, pero yo ya estaba en la dirección que aquel arrugado y manoseado papel me indicaba.

Se trataba de una vivienda de dos plantas a las afueras del campus. Varios estudiantes residían en esa zona en casas como aquellas. Era una buena alternativa al colegio mayor donde yo vivía, tenías más libertad y seguías estando cerca, pero para ello necesitas o un buen fajo de billetes, o amigos para poder alquilar una de esas propiedades, y como yo carecía de ambos, había acabado en una pequeña cárcel con derecho a dos comidas al día en la cafetería de la universidad.

Miré hacia abajo, no estaba convencida de mi ropa, y eso que me había pegado una hora decidiéndome. No quería que se notara lo que me había preocupado por ello, pero tampoco quería ir hecha un asco, así que acabé poniéndome los vaqueros que mejor me quedaban y un simple jersey. Me veía sosa y aburrida, pero prefería eso a llamar demasiado la atención. Si tenía que quedarme corta o pasarme siempre optaba por la primera opción.

Cuando faltaban cinco minutos estaba tan nerviosa que empecé a plantearme en morderme las uñas por primera vez en mi vida, si a la gente le funcionaba tal vez a mí también.

No aguanté más y crucé la calle para plantarme ante esa puerta verde. Cuando fui a llamar me quedé a medio camino, tal vez sería mejor girarme e irme a la tranquilidad de mi pequeña y aburrida habitación, no pasaba nada en ella, pero tampoco tendría el estómago como si un pequeño monstruito luchara por salir.

Tenía que desconectar mi cerebro o no lo haría nunca. Mi mano actuó por su propia cuenta y llamó. La puerta se abrió después de lo que me pareció una eternidad.

—¿Puedo ayudarte, pequeña? —me recibió uno de sus amigos, el hombre más guapo que había visto nunca, sin exagerar.

—Había quedado con Jungkook —dije en un hilillo de voz que dudé si se escuchaba sobre el alboroto que estaba haciendo mi corazón. Le enseñé la nota para recalcar mi nerviosismo.

Taehyung, o Tae para los amigos, me miró de arriba abajo, y con una sonrisa de medio lado me invitó a pasar.

—¡Kook, tu profesora está aquí!

Entré a un amplio salón, desordenado como mandaba cualquier manual no escrito de un piso de estudiantes, y más si en él vivían tres hombres. Y es que era bien sabido por todos que en aquella casa convivían tres de los chicos más deseados de todo el campus.

La casa pertenecía a Taehyung, los padres de este contaban de bastante dinero y no se cortaban en compartirlo con su hijo, y aunque podía permitirse estar solo prefería compartirlo con Jin, el más formal de los tres, y con el hombre que ahora estaba bajando las escaleras, aquel que robaba mis suspiros, mi corazón y mi cordura, porque no paraba de pensar en que me estaba metiendo en la boca del lobo. Cada vez estaba más nerviosa.

Cuando le vi, con unos simples pantalones de deporte, una camiseta de manga corta que dejaba ver su brazo tatuado y esa mirada que se posó en mí supe que estaba perdida, daba igual lo que me pidiera, que fuera a aquella casa o que corriera tres maratones (a costa de mi salud física) nunca sabría cómo decirle que no.

—¿Ya estás aquí? Qué puntual.

—Está cerca de donde vivo, he tardado poco —dije esperando que la voz no me fallase.

No pude evitar mirarle y pensar que, aunque vistiera con esa simple ropa estaba impresionante. En el fondo la gente así me daba rabia, yo recién levantada estaba horrorosa y él seguro que nada más despertarse estaba igual de atractivo. Bajé la mirada para intentar quitar de mi mente su imagen en la cama, no ayudaba nada a mi pobre corazón.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora