19☆Extremos

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Estaba tumbada en mi cama. Yo era la que lo había decidido, pero allí sola en aquella habitación no comprendía por qué me había alejado de él.

Recordaba ese momento en la azotea, no donde se habían acercado nuestros cuerpos, sino nuestros corazones. Después me había acompañado hasta la puerta de la residencia y me había besado para despedirse. Aún sentía el cosquilleo de sus labios en los míos.

Cuando me lo encontré antes de entrar a clase quería saciar la sed que aún tenía de sus besos, pero le dije un escueto "buenos días" que apenas me devolvió.

—Llevas falda —dijo justo después.

—Hace calor, ¿algún problema?

—No, que va, ninguno.

Estaba raro, pero lo pasé por alto, después señaló que me sentara en la última fila, lejos de nuestro sitio habitual. Cada vez lo entendía menos.

Estaba atendiendo al profesor que daba un último resumen antes de los exámenes finales cuando noté algo en mi pierna. Mi primera reacción fue asustarme, pero la mano de Jungkook, que había sido la culpable, me sujeto la rodilla para que no golpeara la mesa y llamara la atención al resto de la clase.

Le miré para buscar explicaciones, pero su vista estaba al frente, como si lo que acontecía bajo aquellos tablones no estuviera ocurriendo.

Las yemas de sus dedos empezaron a moverse, acariciando mi piel levemente. Cuando comenzó a subir puse mi mano sobre la suya para detenerle. Fue el único momento en el que sus ojos me miraron. No necesitó decir nada, aquella mirada intensa me penetraba, sentir su deseo encendió todavía más el mío. Aparté mi agarré y miré al frente sabiendo que él seguía atento a mis reacciones.

La suavidad con la que me tocaba era proporcional al calor que me provocaba. Seguía subiendo con tal lentitud que me daban ganas de susurrarle que siguiera, necesitaba que llegara hasta ese lugar.

Separé las piernas apremiándole a que lo hiciera, pero seguía con esa parsimonia, deleitándose en cada leve movimiento involuntario de mi cuerpo, con esa delicadeza contraria a sus fuertes manos. El calor aumentaba en mi bajo vientre con cada centímetro que conquistaba.

Sabía que estábamos en una habitación con decenas de ojos ignorantes a lo que allí estaba ocurriendo, y aunque mi cordura me gritaba que le detuviera, las sensaciones que me provocaba, el placer que parecía aumentar cada segundo, ahogaba esas advertencias. Escuchaba la voz del profesor opacado por los leves gemidos que ahogaba en mi garganta.

Cuando solo quedaba un suspiro para que mi ropa interior fuera la siguiente benefactora de sus caricias el timbre sonó, separándose el placer bruscamente de mí.

La mano de Jungkook cogió la mía después de que recogiéramos más rápido que nunca nuestras cosas, sin importarle si alguien era testigo de nuestra cercanía. Cuando salimos al pasillo me soltó, pero me indicó sin palabras que lo siguiera.

Unos metros después abrió una puerta y entré antes de que cerrara. Era una clase cualquiera, un laboratorio me pareció ver antes de que su cuerpo chocara con el mío y mi espalda contra la puerta.

—Te necesito —dijo en mi oído antes de besarme con fuerza.

Yo también le necesitaba, estaba hambrienta de sus besos, de sus manos, de su cuerpo, de su calor.

Nuestras bocas chocaron, nuestras lenguas luchaban una contra la otra, intentando ser vencedoras de una pelea por saciar el hambre del contrario, hambre que no disminuía.

Hundió sus dedos en mis muslos, me sujeté a su cuello y levanté las piernas rodeando sus caderas. La dureza bajo su vaquero rozaba contra la fina tela de mi ropa, haciéndome soltar jadeos involuntarios. No aguantaba más.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora