16☆Efímero

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Bajé las escaleras después de secarme el pelo. Llevaba una tonta sonrisa en los labios, y lo que vi cuando entré en la cocina hizo que se ampliase. Jungkook bailaba una tonta canción que sonaba en la radio. Sus movimientos eran fluidos, tal vez por su entrenamiento en artes marciales, tal vez por talento natural.

Se giró y me vio en el marco de la puerta. Si no le conociera diría que estaba avergonzado pero, ¿realmente podía decir que le conocía?

—He hecho lo que he podido con lo que quedaba.

—No te preocupes —dije sentándome en la banqueta.

Frente a mí encontré un plato de pollo con champiñones. Le di el primer mordisco con reticencia, pero estaba realmente bueno.

—¿Hay algo que no hagas bien?

Su sonrisa tímida me encandiló.

—Tendrás que descubrirlo por ti misma —levantó una de sus cejas con picardía.

Sonreí de vuelta. Estaría encantada de conocer cada una de sus facetas.

Pasamos la tarde tirados en el sofá viendo Netflix entre risas, besos y conversaciones triviales. Descubrí que teníamos gustos en común, más de lo que en un principio creía, y en los que discrepábamos se trasformaban en divertidas discusiones en las que ninguno de los dos daba su brazo a torcer, las cuales concluíamos con un punto central que ambos adorábamos, los labios del otro.

No recordaba un despertar mejor que el de la mañana siguiente, los latidos de su corazón fueron la melodía que me despertó. No podía imaginar mejor almohada que su pecho para el resto de mis días. Intenté no moverme para postergar el momento.

—Sé que estás despierta, no disimules —comenzó a acariciar los mechones de mi pelo que descansaban sobre la cama —Lo sé porque has dejado de roncar.

—Yo no ronco —dije golpeando de broma su estómago.

Su risa sacudió su cuerpo y el mío en el proceso.

—Es una especie de ruidito, como un ronroneo realmente.

Me giré apoyando mi barbilla donde antes estaba mi mejilla para mirarle. Le iba a responder, pero al verle con el cabello alborotado, esos ojos iluminados, y esa sonrisa con la nariz arrugada, se deshizo todo el enfado que podía tener.

Cuando se levantó perdí el apoyo y me dejé caer en la cama.

—¿Dónde vas?

—¿No tienes hambre? —preguntó.

—Prefiero quedarme un poco más —esperaba que entendiera que cuando decía "quedarme" realmente quería decir "quedarnos". Podía expresarme con el cuerpo, pero las palabras aún las restringía.

Parece que me entendió porque se volvió a tumbar a mi lado. Se colocó bocarriba con un brazo tras la cabeza. Me apoyé sobre mis codos y comencé a jugar con las curvas que los músculos formaban en su torso.

Su mirada pasó del techo a mis ojos. Me ahogué en los suyos, en la oscuridad iluminada que traslucían, en esos momentos no necesitaba nada más.

—Pareces pensativo.

—No comprendo como una chica como tú se ha fijado en un tío como yo.

Sonreí ante la tontería.

—Lo mismo podría decir yo.

—Hablo en serio —se colocó de medio lado —Eres una buena chica, inteligente y bonita, ¿por qué no estás con un chico que te merezca?

—Si te refieres al capitán del equipo, excelente en los estudios, popular y con un impecable futuro, ya lo estuve, y no funcionó.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora