Abrí los ojos por los primeros rayos del Sol. La visión ante mí me hizo creer que aún seguía en un sueño. Jungkook me miraba concentrado.
—Buenos días —dijo.
—Buenos días —sonreí.
Estaba pegada a él, ambos desnudos, con la manta pasando por detrás de su espalda para cubrirnos por encima.
—Al final no hemos estudiado nada.
—No importa —me respondió sin dejar de mirarme. Me sentía intimidada.
Me acurruqué en su pecho con sus brazos en torno a mí.
Mi lugar era aquel. Su calor, su tacto, su olor, el sonido de su corazón, lo sentía mi hogar. Era tan feliz.
Nadie tenía que decírmelo, estaba absoluta y completamente enamorada. Por mucho que me intentaba convencer de lo contrario, no quería que aquello acabara.
Era una ilusa, era una relación unidireccional. Tenía que mantener mi orgullo, mi autoestima, yo me merecía a alguien que me amara, no simplemente recoger las migajas de alguien que tal vez me apreciara. Lo sabía, pero en esos instantes no me importaba, él era mi templo, mi dios pagano, le rezaría aunque no obtuviera respuesta.
Una lágrima errante surcó mi mejilla. La detuve antes de que cayera sobre su brazo.
—Deberíamos irnos ya, hoy va a ser un día muy largo.
Salí del falso ensueño de su cuerpo, girándome lo antes posible para que no viera mi cara, por si quedara algún rastro de la tristeza que se me había anclado al pecho.
Me puse la ropa intentando que nuestras miradas no se cruzaran. Miré la hora en el móvil, todavía era muy temprano.
—No creo que la cafetería de mi residencia esté abierta —pensé en alto, me estaba entrando hambre.
—Hay una cerca del gimnasio de Jin, pensaba ir allí, ¿quieres venir? —me quedé mirándole sin saber qué decir.
—¿Puedo ir a ver como entrenas? —pregunté sorprendida.
—Ya, es una tontería, te dejo en casa de camino.
—No, no, me encantaría.
Era una parte más de su vida, quería conocerla.
Bajamos por la escalera de emergencia, nadie nos vio, no había ni un alma. Ya en la moto confirmé lo que pensaba, la ciudad estaba vacía, aún no había despertado del todo, y menos un domingo. Era como si fuéramos los únicos habitantes del planeta. Podía parecer una pesadilla, y a la vez un sueño. Mi mente volaba con mil posibilidades.
Aparcó a las afueras de una típica cafetería de barrio, más bonita de lo que esperaba.
—Buenas, Jungkookie, ¿lo de siempre? —una chica con una hermosa sonrisa saludó desde detrás de la barra.
—Sí, gracias.
—¿Y qué te pongo a ti? —uso la misma alegría conmigo.
—Un zumo y una tostada —dije un poco intimidada.
—¿Mantequilla y mermelada? —afirmé a su pregunta —Sentaos, yo os lo llevo.
—Gracias, Claire —le sonrió Kook.
Nos sentamos en una de las mesas cerca de la ventana. El calor del Sol era agradable, pero yo solo podía pensar en la excesiva confianza que se tenían esos dos.
—Parece que vienes mucho —dije mirando como la rubia iba de un lado a otro preparando nuestra comanda.
—Casi todas las mañanas, es como un ritual.
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Delirio [Terminada]
Fiksi PenggemarSu vida era tranquila, hasta aburrida, lo único que permitía que rompiera su monotonía era admirar a Jungkook por los pasillos de la universidad, pero todo cambia el día en el que se le acerca y le ofrece un extraño trato. ¿Debería aceptar? Historia...