La primera clase siempre era la peor. Otra vez no había dormido apenas, la extraña visita que tuve de madrugada me dejó bastante intranquila.
No podía dejar de pensar en las razones qué podía haber tenido para ir a esas horas, en su actitud y en la manera que tenía de sacarme de mis casillas.
Aunque para ser sincera, lo que más tiempo ocupaba mi mente era recordar su pelo acariciando mi piel, su voz susurrando en mi oído, el calor de su pecho en mis manos. Tan obsesionada estaba que hasta me parecía sentirlo.
Escuché como alguien se sentaba a mi lado.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté.
—Venir a clase, ¿y tú?
El revoltijo de sentimientos que podía sentir, al verlo allí, se volvió a convertir en rabia. Tenía que tener un poder especial para ello.
Ignoré su sarcasmo. Estaba claro que para él lo de anoche solo había sido una broma de mal gusto.
Una chica casi se choca al pasar a nuestro lado porque se quedó atontada mirando a Jungkook. El resto de la clase miraba disimuladamente según iban entrando, creo que hasta el profesor cuando vio a mi compañero de mesa se sorprendió, pero él seguía imperturbable, como si el mundo no fuera con él.
—Deberías dormir mejor, sigues teniendo ojeras.
Dudaba si lo decía simplemente para meterse conmigo o porque sabía que era culpa suya, pero no le iba a dar esa satisfacción, nunca lo reconocería directamente.
—Últimamente tengo demasiadas cosas en la cabeza.
Unas chicas un par de filas por delante no paraban de girarse y reír.
—Siempre es así, te acostumbrarás —dijo —Además, es lo que querías.
—Yo no lo pedí, vosotros me lo ofrecisteis.
—Pero aceptaste, ¿o lo hiciste solo para montártelo con Tae?
Mis ojos se abrieron como platos, los pasé desde el profesor hasta él. En los suyos había algo indescifrable, curiosidad tal vez.
—¿Acaso importaría? —ahí estaba de nuevo, la rabia.
—Ni lo más mínimo, tú eres dueña de tus deseos.
Con un leve carraspeo regresó su mirada al frente.
¿Qué pretendía aquel ser? No entendía como días antes me imponía tanto. Mentiría si dijera que ya no lo hacía, o que no me ponía nerviosa a su lado, pero su actitud, esa soberbia, me sacaba de mis casillas.
Era él el que había venido a buscarme, el que me había propuesto esa locura, y ahora parecía echarme en cara que me metiera en el papel.
Me entró un sudor frío. Tal vez cuando hablaba de mis deseos no hablaba de Taehyung, sino de él y la noche anterior, de cuando casi se tumbó encima de mí, en mi cama. Tal vez notó como mi cuerpo me traicionó, de como gritaba por cada poro de mi piel que lo anhelaba.
Pasé el resto de la clase con la vista al frente, sin atreverme ni a mirarle de reojo. Cuando acabó, Jungkook salió como alma que lleva el diablo y yo, al fin, pude respirar.
Pasé la tarde y el día siguiente en mi habitación, aunque Maya me escribió para que saliéramos a tomar algo o ir de compras, pero tenía que mantener el nivel en los estudios. Aunque mi mundo parecía ponerse patas arriba tenía que intentar mantener la mente fría y no dejarme arrastrar.
La tarde del sábado volví a recibir otro mensaje de Maya, pidiéndome que fuera a casa de los chicos, teníamos que prepararnos para la fiesta. Realmente había adelantado lo suficiente, ya acabaría el trabajo al día siguiente, así que aunque me pareciera pronto, decidí salir ya, me apetecía pasar un rato con ella. Que el moreno que llenaba mis sueños y pesadillas estuviera allí no era importante. Al menos es de lo que me intentaba convencer. Y me mentía descaradamente. Me moría por volverle a ver.
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Delirio [Terminada]
FanfictionSu vida era tranquila, hasta aburrida, lo único que permitía que rompiera su monotonía era admirar a Jungkook por los pasillos de la universidad, pero todo cambia el día en el que se le acerca y le ofrece un extraño trato. ¿Debería aceptar? Historia...