28☆Futuro

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El caos que había en esa habitación me hacía reír.

Si hace tan solo dos meses me hubieran contado que estaba en esa improvisada fiesta no me lo hubiese creído, y si me lo hubieran dicho hace medio año les hubiese tratado de locos.

Maya me trajo un botellín de cerveza y se sentó a mi lado.

—Creo que hemos encontrado la pieza que faltaba —dije.

Adora y Nam estaban tan cerca el uno del otro que hasta el aire les sobraba, solo les faltaba que traspasaran la última reticencia, desecharan el último miedo, para que se lanzaran a algo que el resto de sus amigos ya sabíamos, que eran perfectos el uno para el otro.

Y el detonante de ese acercamiento estaba en la otra esquina de la habitación riéndose con Jimin. El rubio había sido el que le había contado a Tae la situación de esa inminente pareja, y este, ni corto ni perezoso, había utilizado uno de sus dones para acabar juntándolos, el coqueteo.

La primera vez que vio a Adora, Jimin ya le había hablado de todos, y ante la atenta mirada de Namjoon no había dejado de flirtear con ella. ¿Y qué haces si un adonis como Taehyung intenta camelar a la reina de tus sueños? O rendirt, o luchar por ello, y los que conocemos a nuestro amigo sabíamos que no huiría.

Mi exnovio real y mi exnovio ficticio no paraban de hablar sin quitarles la vista de encima, esperando que su plan acabara bien. Desde que se habían conocido no se habían separado, era como si fueran mejores amigos de toda la vida, almas gemelas.

Hable con Taehyung unos días después de mi encuentro con Jungkook, seré una blanda, pero cuando me pidió perdón y me miró con esos ojos de cachorro no pude negárselo, había hecho mal, lo sabía, pero en el fondo tenía un gran corazón.

—No sé qué hacer con este chico —dijo Maya levantándose —Voy a sacar de ahí a Agust antes de que me deje viuda.

Jin estaba soltando carcajadas ante sus propios chistes malos, la mirada cansada de Yoongi nos decía que no los sentía tan graciosos, uno más y le estrangularía.

Di otro trago al botellín mientras miraba de arriba abajo al morenazo que tenía a un par de metros de mí.

No entendía la suerte que tenía, ya no solo era el cuerpazo que escondía debajo de esa ropa holgada, ni ese largo cabello que caía salvaje, era su alma, que relucía tanto que se escapaba por sus pupilas.

Adoraba esa mirada alegre cuando hacía algo que le entusiasmaba, esa mirada fija cuando se concentraba, esa mirada dulce cuando me decía que me amaba, esa mirada dura en nuestros momentos íntimos.

Me mordí el labio, no debía tener esos pensamientos cuando el hombre de mis fantasías estaba hablando con mi hermano. Pero no podía dejar de pensar en ese pecho que respiraba con dificultad cuando se sostenía sobre mí, en los músculos de esos brazos que me solían rodear con fuerza, en el contraste de la tinta de su piel contra la mía, en...

Me levanté con un suspiro y me alejé, estaba provocando un momento incómodo yo sola, pero cuando me apoyé en la isla de la cocina los recuerdos me jugaron una mala pasada.

—¿Tú no eras una chica buena? —dijo rodeándome desde atrás.

—Lo sigo siendo —reí mientras apoyaba su barbilla en mi hombro.

—Te conozco Amy, cuando te muerdes el labio no estás pensando nada bueno.

Me giré para ver esa sonrisa pícara que tanto me atormentaba.

—Bueno, en el infierno tampoco se está tan mal —pasé mis brazos alrededor de su cuello.

Bajó la mirada divertido mientras sonreía.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora