26☆Duelo

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Las horas siguientes estuvieron llenas de lágrimas y preguntas sin respuesta, o lo que era peor, preguntas de las que tenía respuestas, pero que dolía admitir.

Mi mente vagaba a cada uno de mis recuerdos con él, y en ellos encontraba el verdadero motivo de sus acciones. Todos y cada uno de sus actos solo habían tenido como finalidad conseguir ganar esa apuesta, y después, no contento con eso, seguir disfrutando de su triunfo hasta que, o se cansara de mí, o acabara el curso y nos separáramos obligatoriamente, lo que antes llegara.

Pero lo que no entendía era su arrebato final, por qué seguía mintiendo, y de un modo más macabro, diciéndome que sentía algo por mí. No entendía por qué tenía que ser tan cruel.

—Podemos ver esta, me han dicho que es muy buena.

Jimin intentaba entretenerme entre lloro y lloro, ponía películas que yo no veía, o me contaba historias graciosas en las que yo solo sonreía para que no se preocupara demasiado, pero que realmente no escuchaba.

—Me parece bien.

Intentaba aparentar que estaba mejor, no quería preocuparle, pero cada cierto tiempo las malditas lágrimas volvían a surgir sin aviso. En esos momentos él me abrazaba, me besaba el cabello y me decía que todo se pasaría, que siempre estaría conmigo.

Le amaba, como no hacerlo, pero no como él merecía, y eso me hacía llorar más.

Me torturaba deseando que aquellos besos, aquellos brazos fueran los de Jungkook, pero él no era así, no me amaba aunque me lo hubiera confesado.

También me atormentaba pensando en que tal vez, de un modo retorcido y extraño, realmente sentía algo por mí, en esos casos el dolor era mayor, porque anhelaba que fuera así.

Me sentía débil y estúpida por desear aquello, aunque no fuera del mismo modo en el que yo lo hacía, aunque fuera un amor deforme, al menos podía sentir algo de su corazón, lo que fuera. Ansiaba hasta la demencia que me quisiera.

Los sollozos que salían tras pensar esto eran más profundos y desgarradores, porque era desesperado y triste, muy triste. Nadie debía suplicar por un amor, y menos por uno tan tóxico. Debía quererme y convencerme de que ese no era el modo. Me merecía alguien que me quisiera de manera pura y sincera, que me hiciera feliz, no mendigar un amor que solo me produjera penas.

Me aferré con más fuerza al pecho de Jimin, necesitaba su calor, su amor, tenía que recordar lo que era ser querida y desechar ese dolor, no quería sentirme así, no me lo merecía.

—Todo pasará, puede que tardes un tiempo, pero mirarás hacia atrás y esto solo será un mal sueño —me decía con su mejilla apoyada en mi cabeza.

Tal vez tuviera razón, ojalá fuera así, aunque en esos momentos me pareciera tan imposible y lejano.

El día siguiente lo pasamos en la habitación del hotel, viendo pelis y series antiguas que habíamos visto mil veces juntos. Sabía que lo hacía para intentar que recordara momentos mejores, que esa nube gris que ahora me acechaba pasaría y volvería a salir el Sol.

Y me ayudaba, pero no como él pensaba, su presencia, su cariño, eran la mejor de las curas.

El domingo me levanté diferente, la rabia empezaba a enterrar la tristeza. Ningún capullo iba a destrozarme, si él no sabía lo que había perdido era problema suyo, no mío, no iba a dejar que sus malas acciones destrozaran mi vida.

Al día siguiente era el último examen, lo acabaría, regresaría con Jimin a mi ciudad natal, volvería a ver a mi familia y a mis amigos, y todo aquello quedaría atrás. La vida continúa, aquel solo había sido un capítulo más.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora