25☆Dolor

2.7K 215 126
                                    

Ese beso sabía a recuerdos, a tardes lluviosas tumbados en la cama viendo películas, a escapadas nocturnas para observar las estrellas, a primeros momentos. A un pasado feliz, a un futuro soñado.

Jimin puso su mano en mi mejilla para profundizar el beso, pero se detuvo.

—Mandy.

Sus ojos mostraban preocupación, pero no entendía por qué.

—¿Qué te ocurre, cariño? —su voz sonaba triste mientras me secaba la cara. ¿Estaba llorando?

Las lágrimas seguían brotando, no se detenían.

Me abrazó y hundí mi cara en su cuello, en ese olor que tan bien conocía, que era como mi hogar.

—Lo siento —murmuré.

—No pasa nada, no es tu culpa.

Me tumbó en la cama a su lado, y me acarició la cabeza hasta que esas malditas lágrimas se detuvieron.

—Es por él, ¿verdad?

Cada suspiro, cada parpadeo, cada gota derramada, cada latido era por él.

No dejaba de acariciar mi pelo, no podía ser tan comprensivo, no me lo merecía.

—Al menos dime que te quiere tanto como yo.

Una sonrisa triste anticipaba otro llanto que impedí que saliera.

—Él no me quiere.

Frunció el ceño, pasó de preocupado a cabreado. Sabía leer su rostro como si fuera el propio.

No podía ocultarlo más, era Jimin, si no lo podía hablar con él, no podría hacerlo con nadie.

—Los primeros meses fueron duros —comencé —No encajaba con la gente de aquí, echaba de menos a mi familia, a Hobi, a los demás, y además tú...

—Lo siento —había tristeza en su mirada —Dejarte fue un gran error.

—Ya no importa, no te preocupes —cogí su mano.

Nos quedamos mirando volviendo a esos momentos en los que solo estábamos los dos, y en los que no importaba el tiempo que pasara. Pero tenía que centrarme, ya no éramos aquellas personas.

Le conté todo, desde que ya me había fijado en Jungkook antes, en la absurda propuesta, en como las cosas fueron cambiando, haciéndose más intensas, hasta la conversación de esa misma mañana, donde me dejaba claro lo que éramos: nada.

—El modo en que me miraba no me pareció como si no se sintiera nada tuyo.

—Igual es posesión, o cierto apego, no sé —me giré para mirar al techo —Seguro que, en una semana, cuando se sienta solo, ya me habrá remplazado por alguna otra.

—Tú no eres reemplazable, no digas tonterías.

Una sonrisa salió de mis labios. Allí estaba, el hombre de mi vida, aquel rostro que había amado creyendo que sería eterno.

Volví a ponerme frente a él, ambos echados en la cama, uno junto al otro. No podía engañarme, la Amanda que había sentido esas cosas ya no existía. Ojalá lo hiciera, lo deseaba con toda mi alma, pero había probado otro amor y ya nada sería igual. Lo que habíamos tenido era cálido y confiable, lo que sentía por Kook era ardiente e intenso. Jimin era un lago en calma, Jungkook era un océano en una tormenta.

Acaricié su mejilla.

—Lo siento.

—No lo hagas, si se decidiera sobre el corazón todo sería más fácil, pero también sería más aburrido, se perdería toda la magia.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora