El olor llegó nada más traspasar la puerta. La mesa del salón que solía estar atestada de libros estaba llena de comida. Por lo que vi solían comer o cenar en la isla de la cocina, pero esta se había quedado pequeña ante tantos alimentos.
—¿Y todo este despliegue? —pregunté con una sonrisa.
—Hoy Jin estaba espléndido —me respondió Maya que llegaba con los vasos —No te acostumbres, no suele ocurrir mucho.
Habíamos llegado justo a tiempo. Solté mis cosas y me senté junto a los demás.
—¿Dónde estabais? —preguntó Taehyung a Jungkook.
—Con un trabajo que tenemos que entregar mañana —respondió este agarrando un trozo enorme del pollo —Está riquísimo.
—Se llama comida casera —bromeaba Maya —No sé cómo tenéis esos cuerpos alimentándoos a base de pizza y comida china.
Este se encogió de hombros mientras devoraba unas patatas, dando una tregua al asado.
—¿Y qué tal os va? —continuó Tae demasiado interesado en el tema.
—Bastante bien —hablé yo esta vez —Es un alumno bastante aplicado.
Nació una sonrisa en los labios de Jungkook que me calentó el corazón.
No, Amanda, no vayas por ese camino.
—Al final vas a ser el ángel que necesitaba este niño —Jin palmeó el brazo de aquel que no hablaba por seguir comiendo.
—Solo necesitaba que alguien le indicara el camino, no es nada —dije intentando no mirarle.
Aún recordaba los momentos pasados, la calidez ya no solo de su cuerpo, sino también de su presencia, y no quería que mi mirada delatara lo que estaba sintiendo en mi pecho.
Tae cambió de tema, comenzó a hablar de la última serie que había empezado a ver y que Jin le recomendó. Y así pasó el resto de la comida, entre conversaciones y risas. Mis ojos se desviaban hasta aquel moreno que tenía frente a mí, y juraría que mi falso novio, que estaba entre los dos, me había pillado alguna que otra vez.
Cuando terminamos ayudé a Maya y a Jin a recoger mientras los otros dos se sentaban en el sofá a jugar a un juego de lucha en la consola. Me recordaban a dos padres con sus hijos pequeños. En cierto sentido formaban una adorable familia.
Insistieron en que me marchara mientras ellos ponían el lavavajillas, no insistí mucho, tal vez querían tener una conversación a solas.
Me coloqué de pie tras el sofá para ver la partida.
—Sois malísimos —dije de broma.
—Venga, listilla, enséñanos —me paso Jungkook el mando. No lo dijo de modo ofensivo, sino con una risita muy graciosa.
Me senté entre los dos, y aunque tardé un poco en cogerle el tranquillo no tardé en empezar a ganar.
—Esa es mi chica, dales una paliza —Maya se había sentado sobre Jin, que había ocupado el sillón lateral.
—Nos has mentido, tú ya habías jugado antes —me recriminó Tae al que le costaba seguirme.
—Yo nunca dije lo contrario, vosotros lo supusisteis—dijo riendo justo cuando volvía a ganar —Le daba unas palizas tremendas a mi novio.
—¡Eso no es justo! —dijo con un puchero muy gracioso al que solo supe responder con una carcajada.
—¿Novio? —preguntó Jungkook a mi derecha, le miré, tenía el ceño fruncido.
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Delirio [Terminada]
FanfictionSu vida era tranquila, hasta aburrida, lo único que permitía que rompiera su monotonía era admirar a Jungkook por los pasillos de la universidad, pero todo cambia el día en el que se le acerca y le ofrece un extraño trato. ¿Debería aceptar? Historia...