17☆Aceptación

3.4K 288 60
                                    

Tumbada en la cama seguía pensando en la actitud de Taehyung, antes me hacía sentir alagada, ahora me hacía sentir incómoda, tanta insistencia me abrumaba. No sé qué hubiera pasado si Jungkook no estuviera en mi vida, pero el hecho es que así era. Aunque no estuviéramos juntos había acaparado todo el espacio en mi pecho, no había lugar para nadie más.

Tardé en dormirme, no solo por esos pensamientos sino porque, aunque mi cama fuera pequeña, la veía enorme sin él a mi lado, extendía la mano en esas frías sábanas y me sentía tan sola.

Qué extraño es el corazón, solo había pasado dos noches con él, pero ya le necesitaba en las restantes.

Lo echaba tanto de menos que hasta soñé con él. Sentía su pecho pegado en mi espalda, sus manos rodeándome, su aliento acariciando mi cuello. Pero un sueño no podía ser tan vívido, hasta podía sentir su olor. El beso que depositó en mi cuello me convenció de que no eran solo mis anhelos, era la realidad.

Los minutos pasaban y ninguno de los dos hablaba, nos quedamos quietos sintiendo al otro.

—No puedes colarte en mi habitación así como así.

Mis palabras no acompañaban a mis actos. Su antebrazo cruzaba desde mi cintura a mi hombro y yo lo agarraba como si temiera que se marchara.

—No podía dormir —su susurro acarició mi oído, haciendo que la piel se erizara.

Cerré los ojos con fuerza. Así era imposible que pudiera olvidarle.

Intenté coger fuerzas, no podía venir a mi habitación de noche, abrir la cerradura, meterse en mi cama y esperar que yo no me enfadara, no estaba bien, no debía permitírselo. Sabía lo que tenía que hacer, pero no lo hice.

Me giré para acurrucarme en su pecho, sus brazos me rodearon y me acercaron a él.

—He ido a cenar con Tae —tenía que decírselo, me estaba quemando por dentro.

—Lo sé —dijo con voz calmada.

—Ha insistido en que seamos más que amigos.

—Lo suponía —me abrazó con más fuerza.

Suspiré aliviada. No tenía por qué hacerlo, pero tras decírselo me sentí más tranquila.

Apoyó su mejilla en mi cabeza. Escuchaba como sus latidos iban cada vez más rápidos, tal como ocurría con los míos. Respiraba como si me faltara el aire. Levanté la mirada, en la penumbra busqué sus ojos que se encontraron con los míos. Me apoyé con las manos en su pecho para poder llegar a sus labios.

Ahí estaba, aquel era el oxígeno que me hacía vivir.

No podíamos estar juntos sin querer sentir al otro. Sus caricias eran delicadas, sus besos cálidos. La necesidad del otro era la misma, pero no el modo de expresarlo.

Su cuerpo sobre el mío, suave, lento, profundo. Me perdía en sus ojos, en el leve toque de sus dedos en mi piel, de sus manos sujetando mis caderas y mi espalda, como si temiera que de un momento a otro fuera a desvanecerme.

No parecíamos los mismos de los días atrás, algo había cambiado.

Dormimos entrelazados, el tamaño de mi cama ya no importaba, ocupábamos el mismo espacio que solo hubiera utilizado un cuerpo, pero ya no se sentía enorme.

El frío regresó casi al amanecer, se separó de mí para comenzar a vestirse.

Continuó el silencio que había reinado durante casi toda la noche, no teníamos qué decirnos, aunque ambos notábamos que lo que ocurría entre nosotros no era algo normal. Esa necesidad del otro era insana.

Delirio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora