—¿que demonios haces aquí intentando conquistarme en vez de ir por tu hombre?—Cameron llevó su tasa de café a los labios antes de dejarla en la mesita de al lado.
La cita con Cameron no había salido estrictamente hablando como Billy había planeado pero eso no impidió a que se siguieran frecuentando y hablando a diario.
Cameron no era nada de lo que Billy se esperaba. Era mil veces mejor. Era ingenioso, era amable, era veterinario, y tenía un perro pequeño llamado Olly y un pez dorado llamado Ron. Amaba los libros de Harry Potter, pero no había visto las películas porque tenía la creencia de que no hacían más que arruinar una buena historia. Le gustaba el café negro con dos de azúcar, salir a bailar días entre semana y pasarse horas viendo C.S.I. los domingos. Su departamento era un pequeño oasis de paz lleno de cuadros familiares por todos lados, sin perder ese toque que gritaba "hombre" por todos lados.
En esos momentos se encontraban viendo una serie de criminales en su vieja TV del salón. Ambos descalzos con los pies del otro en su regazo mientras se masajeaban simultáneamente. Bromeaban con que ese era su 69, que eso era lo más cerca que iban a estar de follar. Vamos, no era que Cameron no fuera guapo, lo era. Su cabello oscuro caía a los lados de su cara desenfadado, facciones masculinas sin ser rústicas y ojos de un gris claro. Era un tipo alto, y atlético.
¿Qué si a Billy le parecía Guapo? Endemoniadamente que si.
El problema... Era que era tan o más pasiva que Billy.
—No lo entiendes. No hay nada para hacer, el se fue y...
—Lo que entiendo, es que tu aún lo amas y muy probablemente el a ti también. Si yo pudiera recuperar a Mat viajaría al mismísimo infierno por él. Tu aún lo tienes, en alguna parte del mundo el aun respira.—Cameron se encogió de hombros.— Ya sabes, mientras viva hay esperanza y eso.
Billy abrió la boca arrepintiéndose de inmediato de haber abierto la boca. Miró al chico frente a él con culpa. Se sentía tan tonto por haber dicho eso frente a Cam. ¿Qué case de come mierda estúpido era?
—Lo siento.—murmuró.
Cameron se encogió de hombros.
—Hay cosas que no se pueden cambiar y solo queda llorar, pero hay otras cosas por las que no vale la pena llorar antes de haberlo intentado. —Destapó el frasco de aceite que estaban usando y aplicó otra buena cantidad en los pies de Billy antes de volver a sus masajes.
Billy ronroneó de placer consiguiendo que Cameron riera.
— ¿De verdad no te gusto ni un poquito?—se lamentó Billy mirando con ojos de cachorro a su amigo. Si, que Billy y Cam luego de haber intentado enrollarse ya podían considerarse amigos. Que se habían metido mano la primera noche sin llegar a nada más que algo de trabajo manual, eso como que creaba intimidad entre dos personas ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Building love (Gay +18)
RastgeleJack Harrel conde de Meyerside y único heredero del ducado de Sefton termina en Chicago al intentar huir de sus responsabilidades. En su primer noche en suelo americano conoce a Billy Brennan un joven y extrovertido estudiante de arquitectura abie...