Jack Harrel conde de Meyerside y único heredero del ducado de Sefton termina en Chicago al intentar huir de sus responsabilidades.
En su primer noche en suelo americano conoce a Billy Brennan un joven y extrovertido estudiante de arquitectura abie...
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Entonces estaré allí tomándote la mano.
Billy se pasó muchas horas después, intentando encontrarle significado a esas palabras, Incluso semanas, aquella noche había sido intensa para ambos. Pero en especial para Billy que sentía todas sus emociones revueltas alrededor del castaño, hasta había comenzado a actuar patético y alborotado a su alrededor.
Porque reconozcámoslo, él se volvía estúpido y complaciente cuando empezaba a tener sentimientos por alguien y Jack, maldito sea el Inglés, había movido algo en Bill. Había tocado los botones correctos-o más precisamente los incorrectos- que hicieron que todas las emociones del chico pelirrojo estuvieran a flor de piel.
¿Se podía tener un enamoramiento por dos personas?
Billy le había dedicado demasiadas horas de su tiempo a ese pensamiento.
Porque estaba seguro de que amaba a Brandon, era el cliché romántico, su primer amor de preparatoria, el chico de sus sueños, el hombre con el que se había soñado envejecer, el que hacía que su pecho saltara de emoción y sus entrañas se revolvieran con un solo pensamiento, pero últimamente se había encontrado a si mismo pensando en Jack de una manera sospechosamente similar.
Todas las cosas que habían compartido esos meses… no le molestaría seguirlas compartiendo.
Y si era honesto consigo mismo ya no pensaba tan a menudo en Brandon. De hecho, quien llevaba las últimas dos semanas haciéndolo suspirar y sentirse tonto era Jack.
Ninguno habló del llanto sin sentido del chico pelirrojo o la invitación de navidad.
De hecho, Jack se había concentrado en que estudiara, el ayudarlo a preparar los exámenes para después de navidad parecía su principal preocupación.
Todas sus conversaciones se pusieron frías de golpe, como si la temporada polar hubiera despertado no solo en el exterior sino también entre ellos. Todo era sexo y charlas sobre la universidad.
Jack no dijo ni una sola palabra de sentimientos. Tampoco era malo con él, Jack solo le decía lo hermoso y deseable que era, no iba a decir que no le gustaba oírlo. Pero ser sólo un chico bonito para Jack comenzaba a dolerle.
No había otra manera de describir el nudo que se apretaba en su garganta cuando recibía un elogio en vez de un…
¿Qué era lo que quería recibir de Jack de cualquier modo?
El sabía lo que iba a pasar desde el principio, él era un culo lindo para Jack, del cual de momento parecía que le fuera imposible apartar su polla, pero tarde o temprano se cansaría de follarlo, y él estaba bien con eso, se lo había dicho hace meses a su prima cuando empezó a pasar más tiempo con el inglés, y aceptar sus atenciones, dios, el no iba a enamorarse.
Angela se carcajearía en su cara en esos momentos, había jugado con fuego, carajos, y Jack había conseguido quemar cada centímetro de su piel.
Sí, Billy era honesto consigo mismo y sabía que las cosas con Jack no iban por el camino que le hubiera gustado. Necesitaba más y Jack no parecía darse cuenta o si lo hacía, se hacia olímpicamente el desentendido.