25. Las pencas

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Al final nos hemos quedado en el portal, sentados en el suelo, he empezado a llorar de nuevo y no podía parar, menos mal que Joan está a mi lado, no sé qué sería de mi ahora sin él, es un gran amigo.

Estamos charlando tranquilamente cuando me llegan unas notificaciones, pienso que es María y miro para ver que me ha puesto, mi sorpresa llega cuando me doy cuenta de la persona que me ha mandado mensajes es Natalia, no entiendo nada, ¿por qué quiere hablar conmigo?

Parece ser que me he quedado flipando porque Joan se está empezando a preocupar.

- Alba, ¿qué pasa? ¿está todo bien?-pregunta sin entender nada-.

- Me ha mandado mensajes Natalia...

- ¿Y qué quiere ahora esa?-pregunta cabreado-.

- Pues dice que quiere hablar conmigo, pero hace un rato me ha dicho que no quería saber nada de mí, no entiendo nada Joan.

- Igual María ha podido hablar con ella y le ha convencido para que habléis.

- No sé Joan, ¿qué hago?-pregunta con dudas-.

- ¿Tú quieres hablar con ella y solucionar aunque sea las cosas?-le pregunta aun sabiendo cual será su respuesta-.

- Ya sabes que si Joan.

- Entonces ya sabes lo que tienes que hacer.

- ¿Tú crees que es lo correcto?

- Pues si no te arriesgas nunca lo sabrás.

- Tienes razón, vamos arriba, espero que la chica siga queriendo hablar contigo y siento haberlo fastidiado todo, se os veía muy cómodos.

- La verdad es que sí, es muy maja, se llama Esther-dice contento-.

- Pues ya me contarás mañana que tal-dice pícara-.

- Y tú también.

- Claro, mañana quedamos y nos ponemos al día. Ahora vamos arriba que me está esperando una morena.

Llegamos al piso de Natalia y parece que la cosa está igual, poca gente se ha dado cuenta de que nos hemos ido, aunque yo lo prefiero, nunca me ha gustado ser el centro de atención y menos en un sitio donde no conozco a casi nadie.

Me pongo como una loca a buscarla, pero no la encuentro por ningún lado, seguro que se ha arrepentido y se lo ha pensado, eso me pasa por tardar tanto joder, para una vez que tengo suerte...

- Rubia, ¿estás buscando a alguien? Bueno que igual solo quieres conseguir un poco de altura, tanto estirar el cuello...-dice riéndose-.

- Eres tonta María, es lo que tiene ser tan baja y no ver una mierda-dice molesta-.

- Por lo que veo tenía razón, estás buscando a alguien, interesante rubia, ¿no estarás buscando a una morena de metro ochenta?

- Puede ser, ¿sabes dónde está?

- Está en su habitación, me ha dicho que vayas, pero no hagáis mucho ruido eh, que no quiero traumatizarme.

- Que idiota eres María-dice riéndose-.

Llego hasta su habitación y pienso si tengo que tocar la puerta o pasar directamente, decido que mejor llamo a la puerta por si le pilló en mal momento.

Toc toc.

- ¿Se puede?-dice abriendo la puerta y susurrando-.

- Claro Alba, pasa, si te estaba esperando.





Corazón vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora