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—Niño Archer —Giovanny le dio un zape en la cabeza, distrayéndolo del libro que leía—, sé que estás metido al completo con tu novia, pero deberías salir con nosotros de vez en cuando.

—¡Agh! —se sobó Henry—, ¡lo hago!

—Claro que no, es más, no te podrás negar el día de hoy —llegó Piero, dejándose caer en el césped junto a Henry—, con este calor de infierno vamos a ir a la piscina de Guiliano ¿por qué no van los dos? Ya que son como muéganos.

—No lo somos —dijo Henry—, pero le diré, aunque no sé si quiera ir.

—¡Por favor amigo! —gritó Guiliano— Tienes que venir.

—Dije que no sabía si ella querría ir, no que no iría yo —dejó en claro.

—¡Eso! —se levantó como resorte Piero—, sirve que conoces a la chica de Giovanni, lo tenemos tan perdido como a ti.

—¡Eh, no me compares con Henry!

—¿Por qué lo dices como si fuera malo? —sonrió el aludido y mirando un segundo a la distancia, apartó los brazos para que Nina se sentara entre sus piernas flexionadas.

—¿De qué hablaban? —dijo acomodando su espalda en el pecho de su novio.

—Chica grisi —se acercó Guiliano—, no nos creen que son como muéganos, pero mírate, apenas se ven y no pueden evitar tocarse.

—¿Tiene algo de malo? —sonrió de lado y miró hacia Henry, quién solo elevó los hombros— ¡Ya sé qué haremos! Te conseguiré novia.

Liten grå, no lo hagas por favor —Henry se recostó en el tronco tras de él.

—Sí, seguro que lo ansias ¿a que sí? —dijo Nina, quién sorprendentemente se adaptaba con facilidad a las personas pese a que antes la molestaran.

—Una novia... —puso en una balanza simulada—, alguien con quién acostarse... no lo sé grisi, podría ser cualquier cosa.

—O ambas —asintió ella.

—Esta chica piensa rápido —sonrió Piero—, pero que sepa no tienes muchas amigas y esa Valentina tuya... no, gracias.

—Lo siento, pero Val está fuera de su alcance —sonrió Nina—, pero no hace falta que las conozca, veamos...

—Nina...

—¡No! ¡Déjala! —Henry miró la mano de Piero que literalmente le había cubierto la boca—, veamos... ¡Esa chica de allá es linda!

—Mmm... no lo creo, seguro te rechaza.

—¡Ey!

—No me lo tomes a mal, pero ella prefiere a los del rugby.

—Esgrima es mejor —dijo ofendido—, mucho mejor.

—Lo sé, yo practico esgrima ¿lo olvidas? —rodó los ojos la chica y siguió buscando— ¿qué me dices de ella? Es linda, lista y tiene un enorme trasero.

—¿Por qué piensas que eso me interesaría?

—Por qué fue lo primero que volteaste a ver en cuanto la señalé.

—¡Vamos! ¡es inevitable!

Nina sonrió e intentó ponerse en pie, pero los brazos de Henry se colaron alrededor de su cintura y negó.

—Mejor lo dejamos hasta aquí casamentera.

—Vamos —Nina palmeó un par de veces sus manos y lo obligó a dejarla libre—, será divertido.

El misterio de los SahasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora