Pasó otro día sin que Nina asistiera a la escuela, pero al quinto día, cuando Henry salió de su casa, ella lo estaba esperando tranquilamente en el estacionamiento con dos termos en las manos, bebía de uno así que supuso que el otro era una forma de chantajearlo para que la llevara a la escuela, lo cual no era necesario, de hecho, le parecía una locura no llevarla cuando vivían donde mismo.
—Hola, te traje esto, es zumo de naranja, mi papá dice que es bueno que lo tomemos por las mañanas ¿te gusta?
—Sí.
—Genial, ¿me llevarías? Perdí el autobús.
—Voy a donde mismo, así que no me parece un problema.
Nina habló durante todo el camino de lo mucho que le alegraba que el día estuviera soleado, puesto que así tendría una mejor percepción de la vida, Henry se mantuvo callado, a pesar de que el día anterior no la había visto ni por la ventana, en sus sueños se aparecía en todo momento y su primer pensamiento del día siempre iba dirigido hacia ella.
—¿Has tenido sueños raros alguna vez?
—¿Sueños raros? —ella miró hacia el techo de la camioneta—, pues sí, supongo que todos los hemos tenido ¿por qué?
—Por nada.
—Ahora que lo preguntas, no he dejado de soñar contigo, hay la teoría romántica que dice que es porque la otra persona no deja de pensar en ti, quisiera creer eso, pero dudo mucho que tú pienses en mí antes de dormir.
—También he soñado contigo —se volvió intrigado hacia ella.
—Bueno, al menos una parte de la teoría se ha cumplido, yo si pienso en ti durante todo el día —dijo sonriente.
—¿No se te hace extraño?
—¿Qué sueñes conmigo? —sonrió—, ¿con la chica que prácticamente se te echa encima cada vez que tiene oportunidad?
—¿Dices que sólo es porque me quiero acostar contigo?
—Puede ser —se inclinó de hombros— ¿qué clase de sueños son?
—De hecho, no tiene nada que ver con lo sexual, estás ahí sentada, viendo el cuadro de Botticelli o mirándome a mí, es asfixiante en ocasiones.
—Eso es... raro —ella miró hacia el exterior y al ver la escuela sonrió—, ¡vale! ¡gracias por traerme!
—¡Espera! —intentó detenerla, pero Nina había salido volando de la camioneta.
Durante el resto del día, los amigos de Henry no dejaron de molestarlo con la su aparente relación con Nina. Debido a que la llevó a la escuela, los chismes habían circulado con facilidad y eso provocaba que Josephine le hablara con mucha más constancia y fuera más asfíxiate que antes. No sabía por qué pero que lo hiciera le molestaba y eso que en serio era una chica linda, Nina hacía lo mismo y con ella no le importaba ni le alteraba.
¿Le gustaba Nina?
Quizá esa era la respuesta a que la buscara todo el tiempo en cada clase y receso que tuvieran, sus ojos se desviaban de quién le estuviera hablando y se descubría rebuscando entre la gente un cabello gris resplandeciendo bajo el sol. En su gran mayoría no la encontraba, pero de repente, como si fuera solo un atisbo de su imaginación, la veía caminando con una chica de cabello morado o un tipo raro y delgado de cabello verdoso, juntos eran como una caja de marcadores, pero le tranquilizaba verla riendo después de aquella vez en la que parecía tan demacrada.
—¿A quién buscas ahora Archer? —lo empujó Piero, sentándose a su lado.
—Nadie —Henry se enfocó en su libro.

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El misterio de los Sahas
Genel Kurgu¿Qué pensarían si les dijera que hay personas que pueden controlar a otras desde su interior? Extraño, ¿no? La realidad era que esas personas existían, eran capaces de entrar dentro de otros seres humanos y manipularlos para bien o para mal. Eran s...