—¡Henry! —le gritaba Piero— ¡Henry! ¿Podrías escucharnos?
—No Piero —se paró en seco y se volvió hacia sus dos amigos—, no quiero escuchar a nadie, mira, estoy molesto ahora, pero mañana tomaré la compostura de nuevo y hablaré con Guiliano ¿vale? Por ahora déjame en paz.
—Piero, Giovanny —suplicó Nina—, yo hablaré con él.
—Suerte con ello —dijo el segundo—, parece totalmente irracional.
—¡Dije que me dejaran tranquilo!
Nina suspiró fuertemente y miró a los dos chicos, quienes simplemente asintieron y se marcharon, Henry siguió su camino hasta su habitación y entró hecho una furia, dejando la puerta abierta para que ella pudiera entrar tras de él.
—No ha sido cosa de Guiliano, el malum le alteró su sentir.
—¡Lo sé!
—Si lo sabes, entonces ¿por qué estás tan molesto?
—¡Porque...! —él la miró y siguió dando vueltas en la habitación con fastidio.
—Henry —intentó tocarlo, pero él se apartó—, por favor, en serio no estarás molesto por ese beso, sabes que de mi parte no hay nada ¡Ni de la de él! No quería hacerlo.
Él se volvió con fiereza hacia ella y se sentó en la cama.
—¿Qué quieres que te diga? —se recostó— ¿qué solo porque sé lo que pasó me puedo controlar?
—No, es natural que reacciones así —se acercó y se sentó encima de él—, pero puedes besarme tú y recordarle a esa cabecita tuya que al que quiero es a ti, siempre será a ti.
Henry suspiró.
—No quiero besarte.
—Así que no quieres besar a Nina la loca ahora —dijo divertida.
—No vuelvas a llamarte así —dijo rápidamente—, detesto que lo hagas.
—Y yo te adoro por eso —se agachó y lo besó ella y se recostó en su pecho y suspiró— ¿viste a alguien sospechoso? No ha sido Josephine, la tenía vigilada y en ese momento se había ido con un tipo a no sé dónde, ¿quién más puede ser?
—No lo sé —la abrazó con fuerza.
—Henry, le están haciendo daño a Guiliano, verdadero daño ¿lo notas también?
—Sí —suspiró—, es fácil darse cuenta.
—Me preocupa.
—Lo resolveremos, por ahora, te acompaño a tu habitación, necesitas dormir.
—¿Me irás a ver mañana? —se levantó y sonrió—, es verdad que será contra Eliza, pero si gano me puedes dar un beso de victoria.
—¿Y si no? —sonrió.
—El de consolación —asintió complacida.
—Trato. No parece que vaya a perder en ninguna situación.
—Espero en realidad que no pierda contra ella.
—La cosa es divertirse Nina.
—Eso dices tú, eres condenadamente bueno —negó Nina.
—Recuerdo que me ganaste en el entrenamiento hace un tiempo ¿no te hace mejor que yo?
—Mmm... tienes razón, entonces tengo que combatir bien, tenemos que dejar en alto nuestro honor.
—Creo que ya tiene el suficiente honor, ambos estamos en las finales —la besó—, así que no te presiones.
Ambos caminaron hasta la habitación en la que se quedaba ella, pero cuando estuvieron enfrente de la puerta, Nina se volvió hacia él y pasó sus brazos alrededor del cuello de su novio.
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El misterio de los Sahas
Ficción General¿Qué pensarían si les dijera que hay personas que pueden controlar a otras desde su interior? Extraño, ¿no? La realidad era que esas personas existían, eran capaces de entrar dentro de otros seres humanos y manipularlos para bien o para mal. Eran s...