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Eliza caminaba tranquilamente por entre las recamaras del hotel, sabía que dentro de poco muchos se irían y estaba seguro que Henry aprovecharía la primera oportunidad que tuviera para irse de ahí junto con esa chica que era su novia ahora, pero ella había articulado un plan, Guiliano, el pobre chico que se había prendado de ella desde que la vio era una buena forma de llegar a Henry, y sus sentimientos hacía Nina solo eran un extra en su plan. Tocó varias veces a la habitación del muchacho y esperó a que le abrieran la puerta.

—¿Eliza? —elevó una ceja el rubio— ¿Qué haces aquí?

—Bueno, te buscaba.

—¿A mí?

—Sí tontito, claro que a ti —asintió—, la cosa es, que estoy pensando en dar un buen rodeo antes de volver a Roma, me gustaría saber si te gustaría unirte.

—Eh... no lo sé, en realidad vengo con Henry.

—Ah, claro. Digo, podrían venir también si gustan, será un viaje divertido, lo prometo.

—No lo dudo es solo qué... no tengo la mejor relación con él ahora como para pedirle algo así.

—Es verdad —se rascó la nuca—, el beso que le diste a Nina.

—Sí.

—Bueno, ¿por qué no lo piensas? —sonrió—, podrías venirte conmigo y yo te llevaría de regreso a Florencia, no hay problema con eso.

—¿En serio?

—Sí, la verdad es que no quiero viajar sola y tú me pareces un chico de lo más lindo.

—Gracias, bueno... —sonrió—, si lo pones así...

—¡Claro!

—¿De qué hablan? —dijo de pronto Henry, sacándole un brinco a Guiliano y una sonrisa a Eliza.

—Ah, que Guiliano se viene conmigo de regreso —sonrió la chica—, haremos un pequeño viaje al retornar, claro que si quieres venir estaría genial, pero Guiliano no se atrevía a desviarte.

Henry pasó sus ojos grises de la chica a su amigo, quién parecía avergonzado.

—Es una tontería, él sabe que puede hablar conmigo cuando quiera.

—No lo parece.

—Guiliano, me parece buena idea, iremos contigo.

—¿En serio?

—Sí, le diré a los demás ¿Vale?

—Me parece bien —dijo Guiliano, aunque podía percibir que no era sí.

A Henry no le importaba que se enojara, no podía dejarlo a merced de Eliza, solo lo estaba utilizando, era preferible ir con él.

—¡Genial! Supongo que se van mañana al igual que yo —sonrió—, nos vemos, les diré el camino que tomaremos, ¡Será de lo más divertido!

Eliza y Henry se miraron terminantemente, ambos pidiendo hablar en otro lugar en medio de un silencio que a Guiliano le terminó por incomodar.

—Eh, entonces adiós —les cerró la puerta.

—¿Qué demonios intentas? —le dijo molesto cuando la tomó del brazo y la llevó a un pasillo alejado para que pudieran hablar.

—Llamar tu atención, es obvio y lo conseguí, ahora irás a un viaje conmigo, interesante ¿no?

—No, iré con mi novia también y mis amigos.

—Esa es otra cuestión —sonrió Eliza—, tienes que deshacerte de Nina si no quieres que poco a poco ella tenga un verdadero problema mental.

El misterio de los SahasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora