Nina caminaba por las calles de Florencia con una total tranquilidad, era uno de esos días en los que necesitaba volverse a sentir con vida y no había mejor lugar para recordárselo que yendo a ver arte y en Florencia había hasta en las calles, la gente se iba a vivir ahí específicamente a estudiar esa carrera por lo que era común toparse con nuevos artistas retratando la vida cotidiana desde su punto particular.
Pero ese día tenía ganas de algo más profundo, ansiaba con toda su alma ir a ver alguno de los cuadros de uno de sus pintores favoritos, Sandro Botticelli, simplemente le parecía fascinante y por esa misma razón caminaba directa hacia la galería degli Uffizi, iba tan seguido ahí que incluso los guardias la conocían y la saludaban al entrar.
Caminó pensativa por entre los cuadros hermosos hasta llegar a su favorito, La primavera, encontrándose con la sorpresa de una conocida espalda apreciando su pintura favorita, se acercó alegremente y se paró a su lado, notando que Henry ni siquiera la tomaban en cuenta por lo concentrado que estaba en el arte que tenía enfrente, Nina ni siquiera tenía idea de que le gustara el arte.
Henry le parecía cada vez más interesante, pese a que seguramente la consideraba una loca, nunca actuaba grosero con ella, ni siquiera hacía por alejarse de ella a pesar de las repercusiones sociales que podría atraerle, quizá ni siquiera le interesara. Debía admitir que el primer día que lo conoció su euforia la había hecho salirse de control, ¿se habría hartado de ella como todos ansiaban en decirle en la escuela?
-Hola Henry.
El elevó una ceja en sorpresa al momento de volverse hacia ella y sonrió.
-Hola Nina.
-No sabía que te gustara el arte.
-Me encanta -se volvió hacia la pintura-, es solo que a los chicos en la escuela ya no les parece entretenido venir aquí, supongo que es tan común para ellos que les parece algo normal, para mí es fantástico.
Nina sonrió.
-No todo el mundo sabe apreciar lo que se tiene en el mismo lugar donde se nace -ella también se volvió hacia la pintura-, en lo particular a mí también me encanta, pero supongo que tu habrás visto muchas más pinturas que yo, al menos en persona porque me encanta meterme a internet a verlas.
Henry dejó salir una pequeña risa y asintió.
-Temo decirte que no se compara el sentimiento.
-Lo sé, pero al menos lo intento de alguna forma -sonrió la chica y lo miró de lado- ¿Qué haces aquí? ¿Vienes seguido?
-Sí, lo hago de vez en cuando -asintió-, pero quedé de verme con Piero y Guiliano por aquí, así que solo lo tomé como una buena forma de entretenerme mientras tanto.
-Entiendo.
-¿Tú que haces aquí? ¿Esperas a alguien?
-Vengo a reconectarme con la vida -sinceró-, es mi forma de volver a los tiempos donde otras cosas eran más importantes, me parece divertido.
-Parece una buena forma de renacer -asintió Henry.
-Me parece que el destino nos quiere seguir uniendo -dijo Nina-, ¿conoces la leyenda del hilo rojo?
-Sí, viví en Japón por un tiempo, se hizo popular en los animes -elevó una ceja- ¿a eso te refieres? ¿Piensas que estás unida a mí de por vida?
-No lo sé, pero podrías ser una de mis enredadas.
Henry dejó salir otra varonil carcajada y sonrió.
-Pareces demasiado segura.
-Bueno, nunca elimino posibilidades.
Henry iba a decir algo cuando de pronto comenzó a vibrar su teléfono.
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El misterio de los Sahas
Fiksi Umum¿Qué pensarían si les dijera que hay personas que pueden controlar a otras desde su interior? Extraño, ¿no? La realidad era que esas personas existían, eran capaces de entrar dentro de otros seres humanos y manipularlos para bien o para mal. Eran s...