Nina despertó extrañamente tarde para ser un sábado, sus padres tendían a levantarla desde la madrugada para hacerle un interrogatorio interminable que la dejaba exhausta, pero ahora, sabía que no estaba en su casa, no olía a hospital, tampoco se sentía la frialdad o el eco de la soledad, en cabio, se sentía una extraña calidez y un sol entrante por entre las cortinas del cuarto. Miró a Henry sobre su hombro y no tardó en acercarse a su espalda para abrazarlo e incluso se atrevió a acercarse hasta lograr oler el cabello pegado a su nuca.
—Nina, ¿no te dije que no hicieras nada raro?
—¿Te parece raro? —sonrió—, me gusta olerte, desde ayer tengo la pregunta ¿te perfumas para dormir?
—Costumbre de mi papá, sin saber cuándo ni cómo, lo hago también —Henry se sentó en la cama y se estiró un poco— ¿Quieres desayunar?
—¿Tus papás no están?
—Sí, solo que quizá sigan dormidos, estarán cansados de desvelarse ayer así que nos tocará prepararles algo ¿Te molesta?
—¡No! ¡Quiero hacerlo! —se levantó de la cama y fue a lavarse la cara al baño de la habitación.
—Supongo que no traes cambio, así que te prestaré esto —le tendió un pants y una camiseta demasiado grande para ella.
—Gracias, ahora que lo recuerdo, todavía tengo tu chamarra ¿Cierto?
—Supuse que para este momento ya la usarías para dormir todas las noches.
—¿Cómo lo...? —ella cerró la boca en seguida al ver que él se burlaba, la había descubierto—, gracias, te las devolveré en cuanto las lave. Y no es bueno espiar a las personas por las ventanas.
—No es que tú fueras muy cuidadosa con ello.
—Estoy acostumbrada a no tener fisgones desde este apartamento, es el único que da al mío.
—Como sea, cámbiate antes de que mis padres despierten.
—Eres en verdad un buen hijo —ella sonrió con burla y se metió al baño.
Henry terminaba de marrarse las agujetas cuando ella salió del baño con su pants ajustado para que quedara entorno a la esbelta cintura de Nina, la camisa fajada ligeramente y su pelo gris en una coleta alta, no sabía cómo lo hacía, pero lucía condenadamente bien. Bajaron juntos a la cocina y se pusieron a preparar algo de comida, Henry estaba realmente sorprendido de que Nina no tuviera ni la más remota idea de cómo hacer unos simples huevos revueltos, era de las cosas más simples que existían, no podía imaginar cómo se alimentaba si es que se la pasaba sola la mayor parte del tiempo.
—Vale, entonces esto ¿lo pongo aquí?
—No, por todos los cielos, tienes que cocinarlo primero.
—¿Hablas de prender la estufa? —ella negó—, no, podría quemar tu casa.
—En serio que eres mala para la concina, tienes la edad suficiente para poder hacerlo por ti misma —se quejó Henry, haciendo todo y dejándole cosas simples como cortar o sacar el pan de la tostadora.
—Lo sé, pero nunca me han dejado —sonrió con tristeza—, tenemos una persona que se dedica a darme de comer alimentos que mis padres consideran "buenos para mí" y no suele incluir huevo, por mucho que te sorprenda.
—¿Eres vegana o algo así?
—Mis padres quieren que lo sea, pero yo como de todo cuando no están —dijo saboreándose lo que él preparaba.
—¿No se molestarán porque comas aquí algo fuera de tu dieta?
—Nah, seguro saben que la rompo todo el tiempo —se inclinó de hombros y sirvió el café en las tazas— ¿En serio está bien que me quede? ¿Qué no las familias normales no tienen rutinas de convivencia los fines de semana?

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El misterio de los Sahas
Algemene fictie¿Qué pensarían si les dijera que hay personas que pueden controlar a otras desde su interior? Extraño, ¿no? La realidad era que esas personas existían, eran capaces de entrar dentro de otros seres humanos y manipularlos para bien o para mal. Eran s...