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Henry mantenía un silencio prudencial al tener a una chica llorando a su lado, Nina no había parado durante todo el camino y no había logrado decir algo que la hiciera sentir mejor, no sabía ni cómo hacerlo, la habían humillado públicamente de una forma bastante patética e infantil.

—Debes pensar que sí estoy loca —se limpió las lágrimas.

—¿Has leído el libro de Alicia en el país de las maravillas?

Ella sonrió por primera vez.

"Las mejores personas lo están" —contestó Nina.

—Creo fervientemente en muchas cosas que dice ese libro, incluso la película me parece bastante buena ¿tú que dices?

—Digo que no creo que hayas leído el libro y solo has visto la película —acusó Nina con una sonrisa.

—Tengo padres escritores ¿estás segura de esa acusación?

—Es un buen punto... —ella bajó la mirada— ¿Te sientes avergonzado por la mentira que te hice decir en la fiesta? Supongo que sí, no debí pedirlo, es solo que cuando soy tu novia todo parece más fácil, todos me tratan diferente y me siento... bien. ¡Pero fue tonto! Aunque gracias a esto podrás decir que terminaste conmigo sin problemas, podemos ser amigos a escondidas, a mí no me molesta si a ti tampoco.

—Sí, me molesta.

—Bueno, entonces...

—Entonces —la interrumpió—, podríamos ser novios de verdad y todo solucionado ¿no crees?

Nina levantó la mirada impresionada.

—¿Lo dices en serio?

—No suelo bromear demasiado, ya lo sabes.

—¿Tú... quieres salir conmigo? ¿De verdad? ¿Ser novios y tener citas, besar, tomarnos de las manos y todos eso?

—Supongo que sí, aunque tengo pavor con lo que signifique tu "todo eso".

Nina se rio un poco y lo miró aún con ojos de ilusión e incredulidad, Henry aparcó en el estacionamiento y la miró satisfecho de por fin dejarla sin palabras, al menos por unos momentos.

—¿Te puedo besar? —preguntó ella.

—No debes de pedirlo más —él se inclinó de hombros—, puedes hacerlo cuando quieras.

Ella hizo amago de acercarse, pero se detuvo de pronto.

—No lo haces por lastima ¿verdad?

—¿Me crees alguien que saldría con una chica solo por lastima? —negó—, sería terriblemente tedioso tener que aguantar a alguien que ni siquiera me gusta.

Ella sonrió de nuevo.

—Entonces... te besaré.

Henry notó que estaba nerviosa, no lo podía creer, en el pasado lo había besado tantas veces que casi parecía una broma, sonrió y la besó él por primera vez desde que la conoció, en esa ocasión fue ella quien se separó al tener que reírse, pero se avergonzó por haberlo hecho y plantó otro beso en los labios de su ahora novio.

—¿Qué te parece tan gracioso?

—No lo sé, me parecía más normal besarte antes ¿Es eso extraño?

—Contigo nada me parece lo suficientemente extraño.

Ella sonrió complacida.

—¿Dormirás conmigo esta noche?

El misterio de los SahasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora