El cuerpo entero le dolía.
Se sentó sobre la cama, queriendo no hacerlo, prefería volver a dormir, enrollarse entre las sábanas y roncar durante la eternidad. Se talló los ojos con el dorso de la mano, intentando en vano despabilarse lo suficiente. Por un pequeño instante su corazón dio un vuelco, no recordaba donde estaba, aquella no era su habitación.
Todo lo vivido la noche anterior le cayó de golpe como agua caliente en la cara, porque sí, aquello quemaba. Buscó a Lev con la mirada, pero este no estaba por ningún lado. Dio un salto fuera de la cama, a penas su pie tocó algo blando cayó de boca, al mismo tiempo que un grito se hacía presente por todo el lugar.
–¡ME PISASTE! –refunfuñó Lev.
Dimas rio a carcajadas, llevándose ambas manos al estómago mientras giraba sobre el suelo, pero Lev no lo hacía, se limitó a observarlo con la mirada pesarosa.
–¿Qué pasa Levy?
–N-nada... sólo que, es la primera vez que te escucho reír tan fuerte –sonrió, con cierta alegría que se reflejaba en su rostro, pero no en su mirada.
–Oh pues... –sus palabras se vieron interrumpidas por tres suaves toquidos y una voz dulce del otro lado de la puerta.
–¡Bajen a desayunar! –dijo la voz.
–Me largo –bufó Lev– antes de que termine desinflado.
***
La banca donde descansaba dejaba sus pies colgando, incapaz de tocar el suelo, balanceándolos de un lado a otro mientras veía la fuente escupir agua en la misma dirección para regresar de nuevo al inicio y hacer lo mismo durante la eternidad, preguntándose si acaso alguna vez llegaría a cansarse. El viento sopló en su dirección levantando las hojas y siendo aventadas contra su rostro. Maldijo en voz baja y se limitó a seguir mirando aquel punto fijo a mitad del jardín.
–¿Qué secretos te cuenta la fuente? –no volteó, conocía esa voz, el tono ridículamente cantarín que tenía su padre al hablar– ¿Te está poniendo en mi contra acaso?
–Dice que te vayas.
–Demasiado tarde –se sentó a su lado, pasando una mano sobre él, dejándola reposar sobre el respaldo de la banca–. ¿Todo bien?
–Hmn.
–Sé que te cuesta, pero también estoy seguro que una vez que notes que aquí nadie ni nada te hara daño, podrás ser feliz.
–¿Como sabes tú que aún no lo soy? Le...
–Lev es un niño lindo, ciertamente –le interrumpió– ¿él te hace feliz?
–Sí.
–¿Lo quieres... mucho?
–Deja de preguntar sobre mis sentimientos. No tienes derecho a saber nada de mí, ¿por qué hablaría con el hombre que me abandonó?
Su padre bufó.
–Creo que, aún no deberíamos hablar del tema, quiero que te sientas cómodo, feliz. Se que no debería hacer planes sin tu consentimiento, pero soy tu padre después de todo y quiero verte bien, quiero lo mejor para ti Didi.
–No me vuelvas a llamar así jamás en la vida.
–Disculpa –sonrió– reservé una cita con una psiquiatra, para ti. Es mañana, por la tarde, solo venía a decir eso.
–¿Dónde... dónde está Lev?
–Durmiendo.
–¿Puede ir conmigo?
ESTÁS LEYENDO
INSANIA
Fiksi UmumDimas es inestable, malvado, perverso, odia todo a su alrededor, ama lo que provoque dolor, sufrimiento y angustia. Dimas quiere morir, pero Dimas tan solo tiene once años. Lev odia los garbanzos, la espinaca y el calor, pero ama a Dimas. ●BL sugere...
