Capítulo 16: Verte volar.

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C A R O L I N A

Ese día Agustín no volvió a salir de su habitación mas que para bajar a la cocina para preparar la cena. Sirvió tres platos. Dejó uno en la barra de la cocina para mi y subió con los otros al segundo piso: uno se lo llevó a Pau a su habitación y luego se encerró en su recamara con el suyo.

De ahí en más, no volví a verle la cara. Por lo menos no hasta la mañana siguiente.

Había tenido la esperanza de que la noche le hubiera ayudado a pensar sobre la situacion. Que su actitud al despertar sería distinta a la del día anterior. Que aprovecharía las pocas horas que nos quedaban juntos.

Pero no fue así.

Tal vez me había vuelto a equivocar con respecto a él. O tal vez es que yo seguía esperando mucho de Agustín. Simplemente, no lo entendía.

Aunque una cosa si cumplió: fueron él y Pau quienes me acompañaron al aeropuerto.

A decir verdad, por lo último que me había dicho, creí que sólo me llevaría y volverían a casa en cuanto yo bajara de la camioneta, pero no. Entraron conmigo y en este momento se encontraban sentados junto a mi. En silencio y sin mirarme. Pero se quedaron, y eso me reconfortaba un poco.

Ya estaba todo listo para que me fuera. Lo único que estábamos esperando era el llamado a mi vuelo. Pero faltaban solamente unos cinco minutos para que eso ocurriera, así que preferí ahorrarnos más incomodidad y comenzar a despedirme de ellos de una vez por todas.

-No tardarán en anunciar mi vuelo. Creo que es mejor que nos vayamos despidiendo de una vez-Me puse de pie .

Paulina levantó la cabeza por primera vez desde que llegamos al aeropuerto y un nudo se me formó en la garganta al ver sus ojos hinchados e inundados de lágrimas. Pero fue peor cuando se me lanzó a los brazos para abrazarme con fuerza.

-¿Volverás a visitarnos algún día?-Preguntó entre sollozos.

Su agarre en mi cintura era una súplica para que no la abandonara. Lo sentí, así que me fue imposible decirle que no. Sobre todo porque yo también lo deseaba.

-Sí, volveré lo más pronto que pueda-Me separé un poco de ella, solo para tomar su rostro entre mis manos y darle un pequeño beso en la frente.

-¿Me lo prometes?-Extendió su meñique hacia mi. Sonreí con ternura y las lágrimas amenazando en salir.

-Te lo prometo-Enlacé mi dedo con el suyo, sellando mi promesa.

-Bien. Confío en ti-Sonrió débilmente-Ahora creo que será mejor que los deje solos para que se despidan a gusto.

Por un segundo, me pareció ver su característica sonrisa traviesa asomarse en sus labios. Pero no pude comprobarlo, porque se dio la vuelta para irse a sentar a unas sillas un poco lejos de nosotros.

Y ahí estaba de nuevo el tenso silencio. Robandonos los últimos minutos que nos quedaban.

Agustín no me había mirado realmente desde que le conté que me iría, pero no le quedó más remedio que hacer eso mismo cuando escuchamos a la voz del aeropuerto anunciando mi vuelo por los parlantes. Tenía pocos minutos para dirigirme hacia la puerta seis, pero no quería hacerlo hasta que él me dijera algo.

-Es tu vuelo-Murmuró metiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans.

-Lo sé.

Esperé. Esperé un par de minutos a que dijera algo más. Pero al ver que no tenía caso, decidí colgarme la mochila que llevaría en el avión al hombro. Lo miré una última vez. Le di otra oportunidad. Pero no la acepto.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora