Capítulo 10: No has cambiado nada.

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C A R O L I N A

-¿Nunca lo habías hecho?-Pregunté esta vez yo en un murmullo. Negó con la cabeza.

-Cuando voy con mis tías siempre están las niñas: sus hijas. No es lo mismo. Por más que quieran, no me tratan igual que a ellas.

-Bueno, tampoco es como que yo sea el mas grande ejemplo de una buena figura materna-Intenté reír, pero se escuchó tan falso que guardé silencio.

-¿Porqué? Llevo poco de conocerte en persona, pero con eso me basta para saber que eres increíble. Si fueras mala, no creo que papá te hubiera dejado quedarte aquí-Dijo la última oración con un ápice de diversión.

-Bueno, eso es más complicado de explicar. Pero no puedo ser una buena figura materna si...-Me detuve al analizar lo que estaba a punto de decir y cambié la oración a último momento-...no tengo hijos, ¿No crees?-Reí sutilmente. El nerviosismo, perdón.

-Bueno, pero eso no significa que no serías una madre asombrosa. Imagina lo suertudo que sería un hijo tuyo. No solo tendría a una mamá linda y atenta cuidando de él, sino también a una mujer talentosisima y admirable. Me dan celos solo de pensarlo-Su sonrisa se esfumó y fue reemplazada por una mueca de tristeza.

-Celos debería de tener yo de tu papá, por tener a una hija tan preciosa como tu-Rió sin una pizca de humor.

-Pues creo que eres la única que piensa eso, porque...-Dejó de hablar en cuanto se percató de que yo la miraba con atención.

-¿Porqué?-Su mandíbula se tenso y un deja vu del rostro de Agustín molesto se apoderó de mi mente. Ahora no, por favor conciencia.

-Nada. Es algo sin importancia.

-Pues parece que a ti te afecta, así que no creo que no sea algo importante-No dijo nada durante los próximos dos minutos. Solo nos dedicamos a comer. No la precioné, le di su tiempo, hasta que finalmente volvió a hablar por su propia voluntad.

-Hay veces que no siento que sea una buena hija-La miré confundida, sin saber si había escuchado bien o no. Suspiró y continuó picando la fruta que quedaba en su plato-Si hubiera sido así, mis padres biológicos nunca me habrían abandonado.

Sentí un pinchazo en el corazón y un nudo se formó en mi garganta al verla tan afectada. No dije nada los siguientes segundos, pero finalmente me arme de valor para decirle algo.

-Las decisiones de los demás nunca serán culpa tuya. Pau, eras una bebé, acababas de nacer. No pudiste haber hecho nada tan malo como para justificar lo que hicieron-Levantó sus ojos cristalizados hacia mi-Y la próxima vez que vuelvas a sentirte culpable, no pienses en ello como un abandono, sino como una oportunidad que te dieron esas personas.

-¿Oportunidad?-Preguntó en un aludido.

-Sí, una oportunidad. Porque piénsalo, si las cosas no hubieran pasado como lo hicieron, Agus nunca te habría conocido. Él nunca habría sido tu padre. No tendrías junto a ti a la gran familia que tienes hoy. No serías la preciosa niña que eres ahora-Pareció pensar en mis palabras durante un momento, y creo que surtieron el efecto deseado, porque lo próximo que vi en su rostro no fueron las lágrimas caer, sino una sonrisa.

-Tienes razón. Nunca lo había pensado de esa forma-Sonrió aún más-Gracias.

-No me agradezcas.

-Entonces, ¿Te puedo dar un abrazo?-Está vez fui yo quien sonrió.

Asentí y ella no tardó en levantarse de la silla, rodear la mesa y colocarse a un lado de mi para envolverme con sus brazos. Recargue mi cabeza en la de ella y cerré los ojos, devolviendole el abrazo con la misma emoción.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora