Capítulo 42: Corazón desbocado.

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P A U L I N A

-Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarlos, niños?-Preguntó la mujer de la recepción al vernos a mi y a David entrar por las puertas de cristal de la estación de policías. Nos sonrió amablemente.

-Hola-Saludé tímidamente acercándome a su escritorio-Me preguntaba si usted podría ayudarme a volver con mi familia. Es que eh estado varias semanas perdida-Hice una mueca, pero ella asintió.

-Por supuesto. ¿Me podrías decir tu nombre? Veré si te encuentro en el registro de niños perdidos-Asentí dudosa mientras ella comenzaba a teclear algo en la computadora frente a ella.

-Creo que... me llamo Paulina-La mujer me observó confundida por un momento. Luego volvió a sonreírme.

-Bien-Tipeó algo en el teclado y volvió a alzar la mirada hacia mi-Primero pasarás con un policía. A él le explicarás cómo es que te perdiste. Con esa información podremos ayudarte a volver a tu casa, ¿Te parece bien?-Voltee a ver a David. Su rostro permaneció inexpresivo, desconfiando de que fuese una buena idea.

-¡Paulina!-Un grito a mis espaldas me detuvo antes de asentir. Los tres volteamos hacia la entrada del edificio. Una pequeña sonrisa se esparció por mi rostro al ver al mismo niño de esta mañana, quien corrió sonriente a abrazarme. Aún seguía confundida con respecto a él, así que no correspondí a su gesto por mas que me alegrara verlo.

La presencia de otras dos personas me inquietó. Una pareja nos observaba desde la entrada, con los ojos desorbitados. La mujer parecía a punto de ponerse a llorar y el hombre junto a ella estaba petrificado.

El niño se separó de mi apenado al sentir mi incomodidad. Lo vi rascándose la mejilla nervioso mientras me susurraba una disculpa. Esos segundos de distracción fueron suficientes para que la joven pareja se acercara hasta nosotros. Ambos eran realmente apuestos. No tenía idea de qué estarían haciendo aquí. ¿Serían los padres de este niño? No, no lo creía. No se parecían en nada. Ninguno tenía los ojos azules como él.

Inconscientemente levanté la mirada hacia ambos. Los ojos de la mujer eran verdes. En cambio, los de él eran marrones. Pero un marrón bastante peculiar. De un tono claro. Un momento... ¿Lo conocía? Estaba segura de que había visto esos ojos miel antes, pero... ¿De dónde si no recordaba nada?

De pronto algo dentro de mi cerebro hizo "clic ".¡Claro! Era la misma mirada con la que había soñado la primera noche luego de que despertara del accidente. Aunque seguía sin entender quién era él y porqué recordaba sus ojos.

-Cariño, eres tu-Susurró ella, acariciando mi mejilla con las yemas de sus dedos. Algo en su tacto me hizo sentir tranquila. Sus ojos cristalizados me miraban fijamente con emoción contenida.

-¿Dónde habías estado, mi niña?-La frente del hombre se apoyo contra mi sien. Me estremecí al escuchar su voz gruesa contra mi oído. Cuatro brazos me rodearon antes de poder responder algo. Mi cuerpo permaneció rígido y los miré parpadeando confundida. Así que se separaron un poco de mi.

A G U S T I N

Su mirada me dejó inquieto. La confusión en sus ojos solamente me corroboraba lo que Alex ya nos había advertido. Aún así tenía la esperanza de que no fuese verdad, de que Paulina aún nos recordara. Sequé rápidamente la lágrima que se había escapado de mis ojos.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora