Capítulo 31: Fuego ardiente.

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A G U S T I N A

-Recuerdas lo que tienes que decirle al oficial en cuanto lleguemos a la estación de policía, ¿Cierto?-

Miré de reojo a Sandra, quien venía sentada a mi lado en el auto. Ella asintió.

-Cuando di a luz, hace diez años, me robaron a mi hija. La busqué durante años, hasta que por fin pude dar con su paradero. Me enteré de que la abandonaron cuando era apenas una bebé, pero luego fue adoptada con documentos falsos por un hombre llamado Agustín Bernasconi-Sonreí satisfecha.

-Perfecto-Estacione el auto y giré sobre mi asiento para ver a la mujer-Ahora entra y convencelos a ellos.

Sandra asintió y bajó de mi auto. Vi cómo ingresaba al edificio, mientras yo sentía el placer de mi venganza más cerca que nunca.

Prepárate Agus, porque ni te imaginas lo que te espera.

A G U S T I N

Giré en la cama en busca de una mejor posición para dormir, pero entreabrí los ojos frunciendo el entrecejo al sentir que no estaba solo en la cama como de costumbre.

Cierto, Caro se había quedado dormida aquí luego de...

Me reincorporé apoyándome con mi antebrazo sobre el colchón y sonreí al verla acostada a mi lado. Se veía preciosa, sobre todo por sus mejillas sonrojadas y los restos de labial que las adornaban.
Mi sonrisa se ensancho ante el recuerdo de la noche anterior. El de la calidez de sus labios sobre los míos. Y el de sus dedos entre mi cabello.

Humedecí mis labios, recorriendo con la yema de mi dedo el contorno de su rostro. Suspiré, con el corazón henchido de amor, disfrutando de la sensación que causaba en mi su mano al rededor de mi brazo y su caricia inconsciente.

Escuché la puerta abrirse un instante después y retiré la mano rápidamente del rostro de Carolina. Pau me miró confundida desde el humbral de la puerta, pero tras dar un paso dentro del dormitorio y distinguir el cuerpo de Caro recostado a mi lado, sonrió alzando las cejas.

-No es lo que estás pensando-Susurré.

-¿Ah, no?-Negué con la cabeza-Entonces supongo que anoche se pusieron a probar labiales antes de dormir-Fruncí el ceño confundido, después de todo, desde donde se encontraba Pau no era posible ver el rostro de Carolina con claridad.

¿Entonces cómo...?

Tomé inmediatamente mi celular de la mesa de noche y abrí la cámara para revisar mi propio rostro, el cual tenía incluso más marcas de labial que el de Carolina. Iban desde las comisuras de mis labios, hasta mis mejillas y mi mandíbula.

Me fue inevitable no tomarme una foto rápidamente. Luego apunté la cámara hacia Caro, pero justo antes de tomar la foto, Pau se colocó a un lado de ella, sonriendo. Les tomé la foto y luego reí al verla. Creo que ya sabía cuál sería mi nuevo fondo de pantalla.

Oculté mi celular al ver que Caro comenzaba a removerse en la cama y le hice una seña a Pau para que se escondiera.

-Buenos días, bella durmiente-Dije en cuanto vi que abrió los ojos.

En un primer momento pestañeo desorientada. Luego me miró y pareció recordar lo ocurrido anoche. Lo supe al ver el rubor subiendo a sus mejillas y su sonrisa tímida.

-Buenos días-Respondió mientras se sentaba con la espalda contra la cabecera de la cama y se alejaba de mi.

-¿Ahora no me vas a besar?-Pregunté con insinuación, inclinándome un poco sobre ella. Sin embargo, esta vez rió.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora