Capítulo 20: Mi corazón te eligió.

265 20 6
                                    

A G U S T Í N

Lo único que logré pronunciar fue su nombre. Salió como un susurro. Pero ella no me escuchó. Porque salió corriendo de vuelta al jardín. Yo la seguí apenas reaccioné. Pero el encontrarla bajo uno de los árboles, abrazada a sus rodillas y con el rostro escondido entre los brazos, me dolió tanto que retrocedí un paso apenas la vi. Estaba hecha un ovillo, como solía hacer cuando tenía miedo. Y en este ocasión yo era el culpable.

Me acerqué a ella con pasos sigilosos, pero fue inútil, porque apenas llegué a su lado, notó mi presencia. Una que en este momento no era la más deseada por ella.

-Vete. Quiero estar sola-Tragué saliva escuchar el temblor de su voz.

-Cariño...-Empecé a decir, pero levantó el rostro empapado en lágrimas y me cortó.

-No quiero hablar ahora.

-Bien, entonces no hablemos hasta que te sientas lista, ¿Puedo sentarme al menos?-No respondió, pero tampoco volvió a pedirme que me fuera. Así que lo tomé como una buena señal y me senté a un lado de ella.

No dije nada durante unos minutos. Solo permanecimos en silencio. Yo, tratando de encontrar la manera más sutil para explicarle la situación. Y ella, supongo que terminando de asimilar lo que había escuchado dentro.

-Por éso estabas tan raro conmigo, ¿Cierto? Ahora que sabes que tienes una hija biológica ya no me quieres a mi, sino a ella. Y eso que aún ni siquiera la conoces-Hizo una pausa para tomar una larga bocanada de aire-Ya no me necesitas. Ahora sólo soy un estorbo que se interpone entre tu familia perfecta y tú-Negué rápidamente con la cabeza al ver sus ojos cristalizados.

-Sé que no estuvo bien que te descuidara tanto y de verdad lo siento. Pero eso no es verdad. Claro que te quiero. Siempre lo haré. Y escúchame bien: nunca serás un estorbo. Al contrario, eres el regalo más valioso que me pudo dar la vida-Intenté sonreír, pero su expresión se mantuvo dura.

-No me mientas. Es obvio que la quieres más a ella aún sin conocerla-Su labio inferior tembló.

-¿Y cómo es que estás tan segura de eso?-Fruncí el ceño ante la seguridad con la que lo afirmaba.

-Porque Carolina es su mamá-Parpadee confuso un par de veces.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Puedes engañarte a ti mismo todo lo que quieras, pero no pretendas hacer lo mismo conmigo, porque no lo vas a lograr. Es evidente que sigues sintiendo algo por ella. Claramente vas a preferir a la hija que tienes con la mujer que amas antes que a la que encontraste abandonada en un parque y que no sabes ni de donde viene-No afirmé ni negué nada en lo referente con Carolina. Ya tendría tiempo para pensar en ello luego. En este momento lo único que me preocupaba era mi hija. Pero no aquella que llevaba tantos días buscando, sino la que se encontraba a mi lado, no solo hoy, sino desde hace diez años.

-Cariño, no digas eso. Eso no tiene nada que ver. No te quiero por tus orígenes, sino por quién eres y cómo eres.

-Entonces, ¿Porqué quieres a tu otra hija si ni siquiera la conoces? No sabes cómo es ni quién es. Ni si quiera en dónde está-Auch. Golpe bajo.

-Cada relación es distinta, Pau. Esa niña era mi responsabilidad desde antes de que naciera. Y sin embargo, nunca estuve para ella-Ni para su mamá. Quise decir, pero me contuve.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora