Capítulo 46: Tregua silenciosa.

209 17 13
                                    

C A R O L I N A

Toqué el timbre de la casa de Agustín y esperé pacientemente a que alguien abriera mientras escuchaba unos pasos apresurados acercándose.

-¡Mamá!-Sonreí en cuanto Pau salió y se lanzó a abrazarme con una sonrisa.

-¿Lista para irnos?-Sé separó un poco de mi para asentir emocionada.

-¡Por supuesto! Ya viene papá con mis cosas-Señaló las escaleras que alcanzaban a verse detrás de ella. Me asomé y vi a Agustín bajando con dos maletas azules, una en cada mano.

-Hola-Sonrió levemente mientras dejaba las maletas en el suelo junto a Pau.

-Hola-Murmuré mientras le devolvía una sonrisa apretada.

En eso se había convertido nuestra relación estos últimos días: en una sonrisa forzada que camuflaba el precipicio que había entre nosotros.
Aquella noche en la que los recuerdos de Pau volvieron se volvió nuestra tregua silenciosa. No habíamos vuelto a discutir desde entonces. El amor lo disfrazamos de amistad y eso pareció aligerar la incomodidad. Tal vez no era lo mejor, pero nos había funcionado hasta ahora y eso era suficiente por el momento.

-¿Cuando volverán?

-Iremos solo unos días. La idea es volver antes de navidad-Él asintió y volteó a ver a Pau, quien sonreía emocionada. Parecía ser la única, ya que la sonrisa de Agustín no alcanzaba a llegarle a los ojos.

-Te voy a extrañar mucho, cariño-Plantó un pequeño beso sobre su cabeza y ella respondió con un fuerte abrazo.

-Te llamaré todos los días para que no me eches mucho de menos-Susurró contra su pecho haciéndolo sonreír, esta vez de verdad.

-Trato hecho. Y mientras lo haces yo volveré al estudio-El rostro de Pau se iluminó. Se separó de él y comenzó a dar saltitos de alegría.

-¡¿Terminarán el nuevo álbum?!-Agustín asintió entre risas.

-Es la idea, sí. Aunque todavía faltan varias cosas. Pero ya veremos eso después. Ahora... creo que llegó la hora de que se vayan-Pau asintió efusiva mientras él cargaba las maletas y las subía a la cajuela de mi camioneta. Cuando volvió con nosotras, ella volvió a abrazarlo.

-¿Estarás bien?

Él sonrió con los ojos cristalizados y asintió despacio mientras le acomodaba el cabello detrás de la oreja.

-Estaré bien, son solo unos días. Es sólo que... es raro estar sin ti. Me recuerda a ese mes que estuviste perdida-Confesó en un murmullo.

-Tranquilo, papá. Estaré bien. Esta vez no estaré sola. Estaré con mamá. Ella cuidará de mí y te llamaremos todos los días-Él asintió lentamente.

-Te quiero-Susurró contra su cabello haciéndola sonreír.

-Yo más. Y mamá también-Alcancé a escuchar que susurraba en su oído y me aclaré la garganta para hacérselo saber. Agustín rió, alejándose de ella para mirarme.

-Como mi amigo-Aclaré. Pau torció los labios inconforme pero Agustín pareció no molestarse. Al contrario, sonrió divertido mientras se acercaba a abrazarme esta vez a mi.

El calor de sus brazos contra mi piel me hizo estremecer. El gesto repentino me resultó tan familiar que mi cabeza buscó esconderse en el hueco de su cuello de manera casi automática.

-Yo también te quiero, amiga-Su pecho vibró bajo mi mejilla por su suave risa.

Los latidos acelerados de su corazón chocando ritmicamente contra el mío y su aliento haciéndome cosquillas en el cuello me hicieron desear congelar el tiempo y eso me asustó. Me asustó porque entre sus brazos me sentía segura, viva y en casa. Me asustó porque no debía sentirme más así. Y era tan cobarde que tuve que obligarme a separarme de él.

Papá... ¿Qué es Aguslina? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora