CAPÍTULO 2

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Entro en la sede del club de fútbol y recorro sus pasillos hasta que doy con la sala que ando buscando.

Ya no se reúnen en la antigua caseta en la que nosotros tantas veces nos habíamos puesto a pensar que podíamos hacer para ganar un partido. Ahora tienen una sala con sofás, mesas y una pizarra enorme.

Es más, la caseta que fundó David Evans es ya un objeto decorativo que rememora nuestro paso por el centro.

Todavía no hay nadie, pero sé que se van a reunir aquí en cuanto acaben las clases, así que he llegado antes para que no se puedan librar de mí.

Sigo siendo una total estratega.

-Ya podríamos haber tenido un sitio así.-digo hacia mí misma.-Anda que no nos hemos dejado la espalda por estar sentados en el suelo duro ese.

-Entrenadora.

Giro la cabeza para encontrarme con Riccardo y Gabi, que acaban de entrar en la sala.

-Vaya, hola chicos. Pensé que vendríais en comandita.

-¿Sabía que íbamos a venir aquí?-cuestiona el de pelo rosa sorprendido.

-Claro, Gabi.-asiento orgullosa.-Podéis ir sentándoos. Luego, cuando acabe lo que tengo que deciros os dejaré hablar de lo que queráis. Ya sé que no os reunís para escuchar lo que una mujer que no conocéis de nada dice.

-Está bien.-suspira Riccardo.

Me abstengo de decirle algo. No puedo resolver su problema, aunque sepa dónde se encuentra la solución. Eso debe hacerlo él solito, es la única manera de que el equipo pueda seguir adelante con los que se queden.

Sólo intervendré cuando sea necesario.

Poco a poco llegan todos. Salvo Arion, que aún no forma parte del club.

-¿Estamos todos?-pregunto en alto.

-Sí.

-Bueno chicos, como ya sabéis soy Adrianne Dark, una de las antiguas integrantes del Raimon y hasta hace unos años, la entrenadora de La Royal Academy. Y desde hoy soy vuestra segunda entrenadora. No os preocupéis que Travis va a seguir al mando.-por lo menos de momento.-Y, para deciros algo más sobre mí, tengo veintisiete años y tengo un hijo de cinco que se llama Ray.

Hago una breve pausa para efectuar un barrido visual. No les veo muy interesados en escucharme, cada uno está en sus cosas. Pensando en que va a pasar con el equipo de fútbol o cómo van a hacer para que El Sector Quinto no les arrebate el fútbol libre.

He intentado probar por la vía de la simpatía y que no me vieran como una persona que ha aparecido en sus vidas para darles órdenes y pautas, sino como alguien en quien poder confiar. Una especie de amiga. Pero no ha funcionado.

Borro mi sonrisa y me pongo aún más recta.

-Mi intención en este equipo es conseguir llevaros a lo más alto sin necesidad de hacer caso al Sector Quinto. No tengo ningún interés en seguir sus pautas.

Parecen despertar un poco y centrarse en lo que digo pero la concentración es mínima y sólo por parte de alguno que otro.

-Una cosa importante. No quiero que nadie se quede en el club si lo que pretende es mejorar su expediente académico. Si va a ser así es mejor que abandonéis este lugar cuanto antes. Esa actitud sólo nos hará caer y no estoy dispuesta a ello. Sólo los que de verdad améis el fútbol deberíais quedaros. Vosotros vais a ser la brizna de esperanza que nos conducirá a la libertad.

-Señora Dark.-alzo una ceja ante tal formalidad.-El Sector Quinto ya sabe quiénes somos y no vamos a poder jugar de otra manera.

-¿Qué no?-me río.-Soy la hija de Ray Dark, aunque dudo que sepáis quien es. Me sé todas las triquiñuelas posibles. Ya te digo yo que acabaremos jugando como antes.

Perdida (Inazuma Eleven GO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora