Pensaba que ganar el partido cambiaría muchas cosas del equipo, pero de lo único que ha servido es para crispar aún más, si eso era posible, los nervios de la mayoría de sus integrantes.
Entrar a la sede del club es igual que pasearte por el Aqueronte, donde los griegos pensaban que paseaban las almas de los recién fallecidos.
Siguen empeñados en imaginarse que van a cerrar el club de fútbol y, lo que es peor, en echarles la culpa a los que sí han decidido plantarles cara al Sector Quinto.
-Si todos queréis jugar libremente, ¿por qué no os dejáis de tonterías y lo hacéis?-les pregunto mientras dejo mis cosas en uno de los armarios.-No van a cerrar el club, para eso estamos Mark y yo, para respaldaros. Si la cosa llegase a ponerse muy fea, daríamos la cara por vosotros.
No sé qué más necesitan. Lo tienen casi todo a su favor, hay otros equipos que ni siquiera tienen la oportunidad.
En el momento en el que voy a unirme al debate, Mark asoma la cabeza por la puerta en mi búsqueda.
Me hace un gesto con la mano para que le acompañe y no me queda otra que hacerle caso.
-El director nos ha llamado para que vayamos a su despacho.-me explica con cierto gesto serio.
-¿Otra vez?-pongo cara de asco involuntariamente.-¿Cuántas veces has ido ya? Porque a este paso vamos a tener que dejar el equipo en manos de Celia.
-Era previsible.-me responde. Parece que está pensando en todo lo que va a decir cuando entremos.-Han ganado, y deberían haber perdido.
-Prometo comportarme.-levanto la mano dando fe de ello.-No tengo ganas de discutir hoy.
Evans me deja pasar primera al despacho y, tras hacerlo él, cierra la puerta con cuidado.
-¿Por qué decidieron desobedecer las órdenes escritas y ganar el partido, señor Evans y señorita Dark?
-Sólo cumplíamos con nuestro deber de entrenadores.
El enanito gruñón da un golpe en la mesa con las manos inclinándose a su vez hacia nosotros como un depredador a punto de cazar a su presa.
-¡Han enfurecido al Sector Quinto! ¡Y ahora cabe la posibilidad de que cierren el instituto!
-Relájese, por favor.-le pido preocupada por su salud cardiorrespiratoria.-Le va a dar un ataque al corazón si sigue así. ¿Quiere que Wintersea vaya a por una tila y yo le dé un diazepam? Siempre llevo alguno en el bolso, para este tipo de ocasiones.
-¡No me va a dar nada!-vuelve a gritar.
No las tengo yo todas conmigo... Está rojo como la grava, con los ojos inyectados en sangre y la vena del cuello marcada.
-Entonces, ¿este es nuestro fin señor Goldwing?-miro a Wintersea queriéndole dar con lo primero que pille.
¿Se puede ser más cagueta que este señor?
-No...-gruñe con cierta superioridad, como si él fuese a salvarles a todos.
-¿Entonces me explica por qué esa reacción desmesurada?-me cruzo de brazos sin entender a qué a venido lo de hace escasos minutos.
-Existe un modo de asumir la responsabilidad.-junta sus manos encima de la mesa.-Consiste en que usted, Mark Evans, dimita como entrenador. Lamentablemente no podemos echarla a usted, señorita Dark.
-Sí, es una pena...-ironizo.
-Me niego a dimitir.-mi amigo sigue serio mirándolos casi sin pestañear.
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Perdida (Inazuma Eleven GO)
FanfictionDiez años. Habían pasado diez largos años desde que les había visto ganar el Mundial de Fútbol Frontier. En aquel momento, Adrianne, no era consciente de que aquello depararía en una gran distanciamiento no querido por parte de todos. Después de gra...