La primera parada es hace once años, cuando ni yo misma conocía al Raimon ni me esperaba todas las aventuras que iba a vivir con ellos. Cuando Mark fundó el Club de Fútbol.
Me subo a la caravana Inazuma con cierto temor. La idea de que el oso conduzca no me hace ninguna gracia, principalmente porque no me fío de una máquina con esas pintas.
Resulta que el automóvil a parte de la función normal, también es una máquina del tiempo.
-Para saltar en el tiempo necesitamos algo que nos guíe en el viaje.-nos dice Fey.
-Pues vaya basura, entonces no podemos viajar en el tiempo, sólo podemos saltar de momento en momento de la historia.-me cruzo de brazos sin ver el plan muy claro.
-No te atrevas a criticar mi máquina.-el oso levanta su puño, aunque en verdad no tiene mano, en mi dirección.
Arqueo una ceja y le miro fijamente. Ojalá tuviese unas tijeras, porque íbamos a tener relleno de peluche hasta el final de nuestros días.
Según el de pelo verde, necesitamos artefactos concretos de ese hecho al que queremos ir. Vamos, objetos normales y corrientes.
-Necesitamos algo que despierte los recuerdos de cuando se creó el club.
Me quedo pensativa unos segundos y enseguida se me enciende la bombilla.
-La tabla del club que el abuelo de Mark talló. Era un pesado con la maldita tablilla, incluso nos la tuvimos que llevar al Mundial.-recuerdo divertida.
No la soltaba. Siempre hablaba de ella y la tenía bien colocadita a la entrada de la caseta.
-Si el fútbol no existe debe de seguir en la antigua sede...-le voy pillando el truco a esto.
El oso se pone al volante y yo le miro con cierta duda mientras me siento en un asiento libre detrás de Arion y Fey.
-Tranquila, sabe lo que hace.-me calma el chico.-Es un androide, está preparado para ello.
-Pues no me inspira confianza. Es más, ni siquiera llega al suelo.
Puedo ver sus patitas azules colgando en el vacío.
-Tardaremos poco.-me guiña un ojo sin darle demasiada importancia a mis palabras.
No me miente. Enseguida nos presentamos en el presente, uno que no tiene fútbol y en el cual nadie se acuerda de nosotros.
Sigue siendo de día, aunque tengo la sensación de llevar fuera de casa más de doce horas. Supongo que, con tanto salto en el tiempo y teletransporte, el tiempo se ha vuelto muy relativo.
Me encamino con los dos chicos detrás mía y con un oso que, por fin, ha cerrado un rato la boca.
La antigua sede, esa donde pasé tanto tiempo con los chicos, sigue prácticamente igual salvo por la cantidad de polvo, pelusas, telarañas y trastos que hay en el interior.
-Esto es muy distinto de como estaba antes.-dice Arion una vez asoma la cabeza.
-Por mucho que lo intente, más que una sede parece un almacén.-Fey tiene cara rara, como si esperase que ahí dentro no fuésemos a encontrar nada.
-Venga, ayudarme, creo recordar dónde estaba la tablilla.-me remango y me meto en el interior para empezar a sacar cajas. Ninguno parece acompañarme.-Oye, si sólo lo hago yo no vamos a llegar a tiempo.
Nos ponemos manos a la obra enseguida. Poco a poco vamos quitando trastos, cajas y maderas y por fin parece estar un poco más despejado.
Eso sí, no nos hemos librado de estornudar y toser por culpa de la cantidad de polvo que hay.
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Perdida (Inazuma Eleven GO)
أدب الهواةDiez años. Habían pasado diez largos años desde que les había visto ganar el Mundial de Fútbol Frontier. En aquel momento, Adrianne, no era consciente de que aquello depararía en una gran distanciamiento no querido por parte de todos. Después de gra...