Llamo al timbre con insistencia. Es la cuarta vez y todavía no he conseguido que me abra la puerta.
-Mamá, ¿por qué no abre?-me pregunta Ray tirando de la manga de mi chaqueta.
-Porque tu tío es un desastre. Eso es lo que es. Un desastre.
-¿A quién llamas tú desastre, fea?
Mientras contestaba a mi hijo ha abierto la puerta y al contestarme me ha dado un susto de muerte.
-Igual deberías replantearte que el feo eres tú. Casi me matas de un susto.
Resopla y nos deja entrar en su casa.
Miro extrañada a mi alrededor. No recordaba verla tan ordenada desde...nunca. Es más, juraría que hasta los muebles son nuevos y no esos cochambrosos de segunda mano que habían sido de uno de los inquilinos anterior del que él sucedió.
Los cuales no cambió por pereza de tener que ir a Ikea y luego montar paso a paso cada uno de ellos.
-No mires todo como si fuese raro. Yo ordeno. A veces.
Me percato de que sigue en pijama y con el pelo revuelto. También ya tiene a mi hijo montado en sus hombros.
-¿Puedes bajarle de ahí? Ya está mayor para esas cosas.-le pido haciendo que ambos protesten.-Venga, los dos. Hacerme caso.
A regañadientes lo hacen y me miran como si les hubiese cortado la diversión.
-Cada día tu madre está más amargada.
-Ya, yo vivo con ella.
-¡No habléis de mí como si no estuviera delante!-la que protesta esta vez soy yo.-Además, tú chitón que aún te mando a vivir con Jude.
-No. Con el tío Jude no.
Caleb y yo nos tenemos que aguantar la risa. En eso ha salido clavadito a él.
La tirantez entre los Stonewall y los Sharp parece ser hereditaria.
-Ray, ¿quieres que juguemos luego un rato a la play?-le pregunta mi hermano acuclillándose para estar a su altura. El crío asiente.-¿Sí? Pues para eso vas tener que portarte como un buen niño e ir arriba a poner tus cosas en el armario.
No hace falta repetirlo dos veces. Sube como un rayo las escaleras y al poco se escucha el ruido de la puerta cerrándose.
Suspiro y miro a Caleb con una medio sonrisa.
-¿No podías estarte quieta, no? Tenías que meterte en todo el asunto del Sector Quinto.-niega con la cabeza mientras andamos hacia la cocina.-¿Café?
-Sí.-acepto.-¿Qué querías que hiciera? No puedo cruzarme de brazos y ver como el fútbol que conocíamos se acaba.
-Ya...Tienes complejo de Wonderwoman. Siempre tienes que andar salvando la humanidad pero, ¿quién te salva a ti?
-A mí no me hace falta que me salve nadie.
-¿Segura? Hace cinco años que no eres la misma Adrianne. Has dejado de jugar al fútbol, no te ríes, no cantas, no tocas el piano...Lo único que haces es entrenar a chavales. Bueno, ¿qué digo? Eso lo dejaste de hacer hace años, cuando te fuiste a Italia.
-Tener un hijo implica tiempo, Caleb.-replico.-Mi vida cambió desde que nació. No puedo pasarme meses de viaje por una gira o por un torneo. Lo sabes de sobra.
-Siempre me sueltas la misma excusa.-se ríe.-Ray es feliz si tú también lo eres.
-Soy feliz.
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Perdida (Inazuma Eleven GO)
Fiksi PenggemarDiez años. Habían pasado diez largos años desde que les había visto ganar el Mundial de Fútbol Frontier. En aquel momento, Adrianne, no era consciente de que aquello depararía en una gran distanciamiento no querido por parte de todos. Después de gra...