Camino por las instalaciones de la gran Royal Academy con un paso lento y solemne. No tengo prisa, quiero disfrutar de lo que una vez un lugar tranquilo, robusto, la fortaleza más inquebrantable. Eso a lo que llamé hogar y en el que viví tantísimas experiencias.
Ahora ya no queda nada. Los recuerdos siguen ahí, pero comienzan a ser vacíos. Dicen que el paso del tiempo lo cura todo, yo soy de esa parte que piensa que eso es simple palabrería. Hay heridas que nunca se cierran.
Heridas como lo fue aquel partido contra el Zeus. Ese al que sólo Jude y yo sobrevivimos.
Sharp me llamó nada más acabar el partido. Quería verme al día siguiente cuando el sol cayese, así nadie me vería entrar ni salir.
A cambio, le pedí un único favor. Poder pisar ese mismo campo donde nos masacraron y en el que nunca más volví a jugar un partido oficial.
Incluso en el último año de instituto, me negué a jugar allí. No podía, era incapaz.
-Eres una inconsciente.-es su manera de saludarme.
Puedo ver que está cabreado. La forma en la que está esperando mi ansiada excusa lo deja muy claro.
-No más que tú, créeme.-le respondo de vuelta clavando mis ojos en él.-Puedes juzgarme, decir lo que quieras, incluso sacarme de vuestro ideado plan. Seguiré pensando que lo que hice fue lo correcto.
-No voy a sacarte del plan.-niega con la cabeza como si aquello fuese una idea descabellada.-Pero sí que pienso que jugar con el Raimon fue una locura.
-Que sea una locura no quiere decir que no sea un acierto.-suspiro y miro a mi alrededor.-No podía volver a presenciar esa escena otra vez.
-¿Qué escena?-parece mentira que Sharp no le dé importancia a ese tipo de cosas.-¿Cuándo piensas superarlo? Pasó hace más de diez años.
-Hay cosas que no se superan, Jude.-le recuerdo siendo muy consciente de lo que digo.-Vivir una masacre como esa no fue fácil. Y menos tener que ver a tus compañeros en camas de hospital sin saber si volverías a verlos chutar un balón.
-No seas tremenda.
-Jude, yo creo que lleva razón.-David se posiciona a mí lado, como de costumbre.-No creo que fuese fácil para nadie sobrellevar aquellos meses. King y yo lo sabemos de sobra.
-De todos modos, has puesto en peligro algo que llevamos planeando más de un año por un estúpido chaval.
-¿Un chaval?-frunzo el ceño sin saber a qué se refiere.-En todo caso será por once chavales. Además, ¿qué querías que hiciera? ¿Dejar que los machacaran?
-Víctor Blade.-pronuncia como si las palabras le quemasen la lengua.-Un Imperial del Sector Quinto. Enhorabuena Adrianne, peor no podías hacerlo.
-Sigue siendo un chaval.-remarco.-Me da igual si trabaja o no para el Sector Quinto. Si necesita mi ayuda se la voy a dar.
-¿Y para qué iba a necesitar tu ayuda?-me pregunta elevando los brazos y con cierta sorna.
-Le han prometido curar a su hermano, Jude.-le explico.-Dime, si Celia se hubiese quedado paralítica por culpa de un accidente y a ti te hubiesen dicho que a cambio de ensuciarte las manos te darían el dinero, ¿no lo habrías hecho? ¿Te puede más el sentido de lo correcto que el ayudar a tu hermana?
-Lo habría hecho, pero...
-No hay pero que valga.-le corto.-Es así. Víctor, aunque parezca muy mayor, sigue siendo un niño. Por eso me preocupo por él, al igual que hago con el resto del equipo.
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Perdida (Inazuma Eleven GO)
أدب الهواةDiez años. Habían pasado diez largos años desde que les había visto ganar el Mundial de Fútbol Frontier. En aquel momento, Adrianne, no era consciente de que aquello depararía en una gran distanciamiento no querido por parte de todos. Después de gra...