CAPÍTULO 34

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Camino de manera segura y fuerte, dejando que el viento, el cual comienza a levantarse, haga ondear mi ropa.

He dejado los tacones, las blusas y los pantalones de pinza a un lado para darme el gusto, o la obligación, de volver a un uniforme que llevaba años metido en el fondo de mi armario.

No es otro que el del Raimon, el cual, sorprendentemente, me sigue quedando como un guante.

Llevo el pelo recogido en una coleta y las zapatillas de deporte bien atadas. Impidiendo que cualquier mínimo fallo interrumpa lo que voy a hacer a continuación.

Bajo los escalones del campo lentamente, comprobando que Víctor y Arion siguen practicando como cada tarde desde que los ví por primera vez.

No han desistido. Ni siquiera un poco.

Blade es el primero en notar mi presencia. Me mira con los ojos como platos, pero su gesto enseguida cambia a una sonrisa ancha y llena de alegría.

Arion, en cambio, me observa como si hubiese visto a un monstruo. Muerto de terror.

-Os voy a ayudar.-afirmo.

No hay nadie en este mundo, a parte de su creador, que sepa cómo funciona la técnica.

Los veo entrenar sin descanso, intentando hacer las cosas como yo les ordeno y como yo les enseño.

Al final acabo perdiendo la cuenta de cuántas veces tiro a puerta con la super técnica de Axel, pero lo cierto es que acabo tan agotada y sudada como ellos.

Hace años que no tocaba un balón, y mucho menos para ejecutar el Tornado de Fuego.

Antes, el fútbol, me hacía sentir viva, feliz... Ahora simplemente era un pasado del que trataba de huir como si, al deshacerme de aquellos recuerdos bonitos, olvidase que alguna vez había conocido la plenitud.

Pero lo cierto es que, volver a chutar y a entrenar como en los viejos tiempos, consigue que sonría y vuelva a reafirmarme que lo que hice en un pasado estaba bien.

El fútbol me había traído tanta gente buena a mi vida... Y la seguía trayendo.

Paro por un segundo, apoyando mis manos en las rodillas e intentando recuperar la respiración de una persona normal.

-Estoy mayor.-comento entrecortadamente.-Antes tenía más aguante.

-Que dices.-ríe Arion.-¡Es genial! Sigue provocando la misma sensación que cuando, de pequeño, la veía jugar. ¿A qué sí Víctor?

Víctor sonríe y asiente con la cabeza.

-La misma.-apunta.-Es... Impresionante.

-Gracias.-hago una reverencia en broma.-Pero lo cierto es que he perdido mucho fondo... Y potencial. Por eso ahora dirijo equipos y no juego en ellos.

-Podría haberlo hecho.-puntualiza Sherwind.-Mi tía Silvia siempre me ha dicho que tuvo la oportunidad incluso después de estar embarazada pero que se negó completamente.

-Es cierto. Me dieron un buen puesto en un equipo femenino, pero preferí dedicarme a Ray.

Sabía que, si aceptaba aquel lugar, pasaría temporadas fuera de casa y alguien se tendría que hacer cargo de él.

Y lo cierto es que la situación había acabado siendo la misma. Era una madre ausente, una madre que dedicaba el día entero a trabajar y que llegaba derrotada por la noche para ver a su hijo dormir abrazado a un peluche desde el umbral de la puerta intentando no despertarle por culpa de la luz del pasillo.

Perdida (Inazuma Eleven GO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora