C A P I T U L O 7 1.

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G I N E S.

Después de un largo día, aunque no tanto como el anterior, al menos en cuanto a nivel físico, nos fuimos a dormir, la verdad es que no tardamos mucho en caer el los brazos de Morfeo, ya que, como he dicho, aunque a nivel físico no fue tan intenso, a nivel psicológico si que fue muy duro, ni media hora llevábamos durmiendo cuando los llantos del gato nos despertaron.

Ginés: ¿qué le pasa?-pregunté sin abrir los ojos.
Leire: no tengo ni idea-sentí como se movía y abrí los ojos para ver si se había levantado, estaba en la cama sentada-tendrá miedo-se giró para mirarme.
Ginés: pero si estaba durmiendo-me incorporé un poco para estar a su lado.
Leire: se habrá despertado.
Ginés: bueno ¿y que hacemos?
Leire: no se, es la primera vez que tengo un gato, voy a entrarle a la habitación, a ver si así se calla-se puso de pie.
Ginés: vale-bostecé y me volví a tumbar, un minuto después entró con el gato y la cama improvisada que le habíamos hecho, cuando lo dejó en el suelo y se tumbó a mi lado me volví a dormir hasta las cinco de la mañana que me desperté por un grito de Leire, estaba preocupado porque no sabía que le pasaba, pero sí que estaba llamando a su hermano.
Leire: ALFON-dijo casi llorando.
Ginés: ey amor-la abracé- vas a despertar a tu hermano-le acaricié el brazo- tranquila.
Leire: es que...es que he tenido una pesadilla...
Ginés: bueno, pero no puedes despertar a tu hermano porque tú tengas una pesadilla.
Leire: es lo que hacía en casa...
Ginés: ya lo sé cariño, pero ya no estás en tu casa, y aunque ahora Alfon esté en la sala de enfrente, la semana que viene no lo estará ¿qué vas ha hacer entonces?- hablé con un tono calmado para que no se tomase a mal aquello.
Leire: pero...
Ginés: Leire, a partir de ahora somos tú y yo contra el mundo, si nos pasa algo lo vamos a tener que superar juntos ¿lo entiendes?
Leire: si...
Ginés: y escúchame porque vamos a conseguirlo, vamos a poder con todo, tu misma lo has dicho, pero solo si lo hacemos juntos, eso es muy difícil, pero si estamos juntos cualquier cosa parece más fácil ¿no crees?
Leire: si-sonrió.
Ginés: perfecto entonces, ahora voy a ir a por una taza de leche calentita y mientras te la bebes me vas a contar la pesadilla, después nos vamos a dormir.
Leire: que bien te lo sabes-me acarició una mejilla.
Ginés: te tengo que cuidar, se lo prometí a tu hermano, y me lo prometí a mi mismo.
Leire: yo también te prometo que voy a cuidarte.
Ginés: ya lo haces cariño-le di un pico y me levanté, en la cocina calenté dos tazas con leche y las llevé al cuarto.
Leire: ¿dos?
Ginés: claro-sonreí dejando una taza en la mesita de su lado y la otra en la mía- ¿no creerías que no te iba a acompañar no?
Leire: por supuesto que no-dijo entre risas.
Ginés: no sabes mentir-me senté en la cama.
Leire: es por el sueño-bostezó y después bebió un poco.
Ginés: ¿está bien?
Leire: muy bien-sonrió.
Ginés: me alegro, creía que iba a estar muy fría o muy caliente.
Leire: está perfecta.
Ginés: genial, ahora cuéntame lo que has soñado.
Leire: jo, es que era muy real, soñaba que por culpa de un problema entre partidos de Él Congreso se abría una brecha ideológica a nivel social en España...
Ginés: madre mía, que palabras para describir un sueño a las cinco de la mañana-reí.
Leire: tonto-se rio también- bueno, que todo se radicalizaba tanto que la tensión entre las diferentes posturas hacían que se diese un golpe de Estado, los que no estaban a favor de esto se levantaron en armas y entraron al Palacio de la Moncloa y tirotearon al jefe de la oposición, osea, a quien dio el golpe de Estado y empezaba una guerra civil, obligatoriamente toda la población tenía que participar en la guerra y ponerse de lado de uno de los pensamientos, y si teníamos menos de veinticinco años y más de dieciséis teníamos que luchar, cuando te pregunté de parte te ibas a poner me dijiste que era el contrario al mío, ahí yo obviamente me empecé a preocupar, pero tú me dijiste que no pasaba nada, porque aunque estuviésemos en bandos diferentes no nos separaríamos y seguiríamos juntos, como una especie de amor prohibido y si nos veíamos actuaríamos como si no nos conociéramos y a la hora de disparar lo haríamos para otro lado, todo empezó bien, nos veíamos cada noche y era muy excitante, pero cuando llevábamos unos meses de guerra se dieron cuenta de esto y nos obligaron a matarnos el uno al otro.
Ginés: ¿cómo te puede caber todo eso en la cabeza?
Leire: no se, pero tenía mucho miedo porque si me negaba a hacerlo me mataban a mi, y si tú te negabas también, por lo tanto te perdería de todas maneras...
Ginés: bueno, tranquila, que si eso pasa, me mato a mi mismo antes que matarte a ti.
Leire: pero eso no vale, aún así te perdería.
Ginés: pues nos dispararíamos los dos a la vez.
Leire: no sería capaz de dispararte.
Ginés: ni yo a ti, digo a nosotros mismos.
Leire: ah, bueno, por ahí aún te lo acepto.
Ginés: aún así, espero que no tengamos que pasar nunca por una guerra civil.
Leire: yo también-se terminó la leche.
Ginés: y si pasa huimos del país-me terminé yo también la leche- ¿estás ya más tranquila?
Leire: si, muchas gracias cariño-me dio un beso suave en los labios.
Ginés: de nada cariño, descansa-apagué la luz y nos volvimos a dormir los dos.

Akane [Walls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora