Akane [Walls]

C A P I T U L O 2 6.

L E I R E.

Eran las cuatro de la madrugada y seguía en casa de Ginés, tenía sueño la verdad, pero sabía lo importante que era esto para mí amigo así que no me iba a quedar durmiendo hasta que no terminase esa melodía, llevaba más de la mitad, es más estaba casi acabada, me faltaban como cinco compases pero no sabía cómo terminarlo y luego tendría que escuchar la canción entera para ver si sonaba bien, miré a Ginés, parecía concentrado en su papel  así que por muchas ganas de tuviese de hablar con él no le iba a interrumpir, seguí escribiendo y escuchando la melodía, menos mal que el piano era electrónico y se podían conectar los auriculares si no creo que los padres de Ginés me hubiesen matado por estar hasta tan tarde con el piano, dos horas más tarde, tenía mi parte de la canción terminada, me faltaba indicar el tono de cada parte y ya estaría, la primera parte, hecha, segunda, también, pero al empezar con la tercera mis párpados empezaron a pesarme cada vez más y a las seis y media de la madrugada quedé atrapada por los brazos de Morfeo sin quererlo.

G I N E S.

Serían las seis de la mañana o por ahí cerca, cuando me giré a ver qué tal iba Leire con la melodía de la canción y la vi durmiendo en mi cama abrazada al cuaderno y al bolígrafo, por lo que supuse que se había quedado durmiendo al terminar, su posición era un poca extraña cosa que confirmaba mi teoría, también tiritaba de frío, normal si contamos que era noviembre, me dio mucha ternura verla así durmiendo pero también sentí lástima, seguro que con esa posición se hacía daño en las cervicales y no quería que eso pasase por mi culpa, ya que estaba ahí por ayudarme a mi, así que con mucho cuidado le quité tanto la libreta como el bolígrafo y los dejé en la mesa para poder colocar a mi amiga en una posición cómoda para dormir, no me importaba que durmiera en mi cama, de todas maneras a mí me quedaba un rato escribiendo, la tumbé en mí colchón sin hacer muchos movimientos para que no despertase, cuando estaba bien colocada la tapé con un par de mantas que tenía en mi habitación,al hacer esto sonrió, se acurrucó entre ellas y dejó de temblar, por último le apagué la lucecita que tenía el piano y la cual había encendido para no encender la grande, y volví a mi escritorio, me quedaban dos o tres estrofas más o menos, a las ocho y media de la mañana estaba acabada, quería escuchar la letra con la melodía pero para eso necesitaba a Leire así que me acerqué a ella, me senté en el borde de la cama y le acaricié la cara con suavidad ya que no quería que se enfadase al despertarla, poco a poco fue abriendo los ojos.

Leire: Brun he tenido un sueño súper raro-dijo todavía sin terminar de abrir los ojos- me iba a casa de Ginés para componerle una canción Irene- continuó frotándose los ojos, entonces miró en mi dirección, yo solo sonreía, me causaba una sensación muy extraña el verla así, recién despertada, en mi cama y con mi ropa, era raro, pero me encantaba.
Ginés: valla, creo que no era un sueño-reí.
Leire: que estúpido-sonrió tapándose la cara con un cojín- siento quedarme dormida- se incorporó un poco sentándose a mi lado.
Ginés: no pasa nada Le- la llamé así sin quererlo.
Leire: ¿qué es eso? -rio.
Ginés: ¿te gusta?
Leire: si-sonrió- por cierto-buenos días Gin- sonrió y me rodeó con sus brazos dejando un beso en mi mejilla, un poco cerca de la comisura de mis labios, me encantaba el cariño que transmitió con eso, normalmente no suele ir por ahí dando besos, la entiendo, yo tampoco soy la persona más cariñosa del mundo y prefiero los abrazos, pero aquel beso fue demasiado dulce como para no gustarme.
Ginés: ¿Gin?-sonreí- me gusta, buenos días Le- la abracé y dejé un beso en su cabeza, el pelo le olía a chuches (golosinas, gominolas, dulces...), me encantaba porque no pegaba con su estilo y su forma de ser, normalmente iba de chica dura, no de macarra, pero si chica de fuerte que puede con todo, sabía que ella era así, pero el que su pelo tuviese ese olor me hizo pensar que tenía una parte dentro de ella tierna, cariñosa e infantil, la miré sonreír, perecía feliz.
Leire: ¿qué hora es?
Ginés: las nueve menos cuarto.
Leire: ¿y por qué me despiertas?- bromeó golpeándome flojo en el brazo con el cojín.
Ginés: porque te necesito para poder escuchar la canción con su música- dije haciéndole cosquillas.
Leire: GINÉS-gritó entre risas-para que doy patadas eh- empezó a mover las piernas.
Ginés: oh no, eso no-me puse encima de ella y le cogí los pies para que no los moviese.
Leire: eso es trampa.
Ginés: que va-reí y empecé a hacerle cosquillas de nuevo y la escuchaba reír, entonces hizo algo que no esperaba, levantó los brazos, me rodeó con ellos y me empujó hacia ella haciendo que mi cabeza cayese en su pecho.
Leire: a dormir-rio.