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Dias pasados...

El boulevard Riegelmann estaba atestado de gente, Max pedaleaba energicamente, mientras èl reia y trataba de mantener el equilibrio, sentado en el manubrio de la bicicleta.

Era una carrera contra el tiempo, querian llegar a Brighton Beach para ver el ocaso, por lo que Max daba todo de si pedaleando.

Por dios Max! Ve mas lento, nos vamos a estrellar o golpearemos a alguien! las personas a su alrededor se apartaban de su camino para evitar ser atropelladas por el castaño.

Max reia —Tranquilo! No vamos a estrellarnos ni a golpear a nadie. Soy un experto con la bicicleta mi amor! Ya deberias saberlo!—.

Su corazon dio un brinco al escuchar aquellas palabras.

Cuando llegaron a Brighton Beach, Max comenzo a bajar lentamente la velocidad, hasta que finalmente se detuvo en una de las bajadas a la playa.

Aseguraron la bicicleta a un poste de luz y bajaron a la playa.

Caminaron tomados de la mano hasta la orilla del mar, en donde se sentaron a observar como el sol comenzaba a esconderse lentamente tras las olas.

¿No es hermoso?— observaba, embelesado, como el sol se tornaba de color rojizo y el cielo se coloreaba de naranja y rosado.

Max tomo su rostro con suavidad, y lo miro a los ojos —Lo es. Pero no tanto como tu—.

Sus mejillas enrojecieron, y el castaño sonrio. Con suavidad lo beso en los labios, saboreando lentamente su boca.

—Te quiero— susurro Max contra sus labios, logrando, con aquellas dos simples palabras, sacarle todo el aire de los pulmones y llenar su vacio corazon.

Se sintio dichoso, se sintio feliz.

Aquel dia y aquel 'te quiero', quedaron grabados para siempre, a fuego, en su corazon.

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