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Estaba ricamente envuelto en sus cobijas, disfrutando de su calor cuando de un momento a otro se vio despojado de ellas.

Se incorporo en la cama, encontrandose frente a frente con Roxanne y Sam.

—¿Que rayos hacen aqui?— entrecerro los ojos, el sol entraba a raudales por la ventana y le lastimaba la vista.

—Bueno, vinimos a ver si estabas vivo. Anoche me llamaste, completamente ebrio, y me contaste que te encontraste con Elizabeth, lloraste, maldijiste a Max y a Tyler, y luego colgaste— Sam se sento a los pies de la cama, mientras le relataba lo ocurrido la noche anterior.

—Yo... No lo recuerdo— admitio, mientras se llevaba una mano a la cara.

Tenia dolor de cabeza, la boca pastosa y no soportaba la luz que entraba por la ventana. Gimio, y se dejo caer en la cama, cubriendose los ojos con el antebrazo.

—Oh, ni lo pienses. Se que tienes una resaca de tamaño industrial pero vas a sacar tu trasero de la cama, vas a darte una ducha para sacarte el olor a antro barato que tienes y mientras, yo te preparare un delicioso cafè para curar tu resaca ¿entendido?— Roxanne a veces podia ser igual o más mandona que su propia madre.

Suspirando, resignado, se levanto de la cama y arrastrando los pies se metio directo en el baño.

La ducha lo ayudo a despejar su brumosa mente, pero aun sentia los resabios de su borrachera de anoche.

Se sento en la mesa junto a Sam, al tiempo que Roxanne depositaba una gigantezca taza de cafè humeante frente a sus ojos.

—¿Tienen idea si anoche hice algo mas? Aparte de llamarte a ti Sam— removio lentamente el liquido, mientras dejaba que el fuerte aroma empapara sus fosas nasales.

—Ciertamente, no lo sè. Mi unico consuelo es que no te hayas arrojado por la ventana— Sam le dio un suave apreton en el hombro.

Se sumergio en aquel delicioso elixir, que rapidamente alivio su dolor de cabeza y despejo sus sentidos, dejandolo mas alerta.

Tomo su telefono y casi se cae de la silla al ver el registro de llamadas, habia llamado a Tyler y al parecer, habian tenido una larga conversacion.

Escondio su rostro tras la taza, no queria ni imaginar lo que le habria dicho a Tyler.

—Y ademas de venir a revisar mis signos vitales ¿a que vinieron?— miro directamente a Roxanne, quien sonrio, culpable.

—Esta bien, esta bien, lo admito. Tengo dobles intenciones. La cuestion es, querido amigo, que abrieron un nuevo bar de ambiente en Midtown Manhattan y nosotros vamos a ir. Quieras o no— Roxanne le rodeo los hombros en un medio abrazo.

Suspiro, suponiendo que no tenia mas remedio.

—Esta bien, si no hay remedio, lo pasaremos  genial esta noche— cada vez que tenia resaca o estaba de mal humor, el sarcasmo reinaba en su interior.

Roxanne fruncio el ceño —Ya se, estas de mal humor, tienes resaca y ayer tuviste un encuentro amargo, pero ¿que mejor cura y distraccion que ir a embriagarte a un bar nuevo con tus mejores amigos?—.

—Espera... Retrocede y pausa ¿yo tambien estoy obligado a ir?— pregunto Sam, señalandose a si mismo.

Sam no era una persona que frecuentara bares o discotecas, las veces que iba, era principalmente para cuidarlos.

—Claro que si cariño, tu tambien estas obligado a ir, si no ¿quien nos llevara?— sonriente, Roxanne le apreto una mejilla a Sam.

Paso gran parte de la tarde intentando no pensar en que rayos le habria dicho a Tyler cuando lo llamo estando ebrio, y lo unico que logro distraerlo de aquello fue Roxanne, quien practicamente lo empujo dentro de su armario para que eligiera algo que ponerse.

Be My ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora