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Aterrizo en Nueva York al anochecer, y Sam lo estaba esperando en la zona de desembarque.

Le sonrio, al tiempo que su mejor amigo lo abrazaba con fuerza.

-¿Y que tal te ha ido en la gran naranja?- Sam le rodeo los hombros con un brazo mientras tomaba su equipaje y empezaban a dirigirse hacia el estacionamiento.

-Mejor de lo que me esperaba. Me sirvio mucho para pensar y cerrar algunos capitulos de mi vida que habia dejado inconclusos- se subio a la camioneta mientras Sam guardaba su maleta en la parte trasera.

Se sentia renovado, aunque el vuelo de regreso habia sido agotador.

Sam puso en marcha la camioneta -Bien, antes de ir a tu casa, haremos una escala en "El Gran Dragon". Alli te espera una orden especial de wontons fritos y chow mein, ademas de que mi madre esta ansiosa por verte, a veces pienso que te quiere más a ti que a mi-.

Lanzo una carcajada -Bueno suelo causar ese efecto en la gente-.

Sumei Li, ademas de Susan Walker, era tambien como su segunda madre en aquella gigantezca y ruidosa ciudad.

Los padres de Samuel, Sumei y Zhao Li, habian emigrado de Hong Kong a Estados Unidos en los años 70, cuando ambos apenas tenian 20 años, y a pulso se habian ganado el dinero suficiente para abrir el restaurante que, 40 años despues, les seguiria dando de comer a ellos y a sus hijos.

Sam detuvo la camioneta y entraron en el restaurante, en seguida lo envolvio el aroma a arroz frito, verduras salteadas y salsa de soja, en definitiva amaba ese lugar.

Al verlo, Sumei se precipito a abrazarlo con fuerza -Dylan! Mira que guapo estas! Los Angeles te sento muy bien! Ven, sientate, voy a darte algo de comer en lo que sale su orden-.

Se acomodo en uno de los taburetes, mientras que Sumei le servia unos chun kun de carne -Come, come, estan recien hechos! Samuel, no seas grosero y sirvele algo de beber a Dylan-.

Oculto una sonrisa divertida detras del chun kun mientras que su mejor amigo, con una mueca de fastidio, le servia un vaso de refresco.

-Lista una orden especial de wontons fritos y chow mein para llevar!- anuncio a voz en grito Mei, la hermana menor de Sam.

-Por fin! Ya iba a ir a quejarme a la cocina- Sam tomo las dos bolsas y èl aun estaba comiendo cuando, sin mucho reparo, lo arrastro hacia la salida, dejandole apenas algo de tiempo para despedirse de la familia Li.

Se subieron nuevamente a la camioneta, no pudo evitarlo más y comenzo a reirse a carcajadas -Sigo sin entender porque te molesta que tu familia me quiera tanto-.

Sam rodo los ojos -Ese no es el problema. Mi madre aun cree que somos novios, aunque ya le explique cientos de veces que solo somos amigos, sigue con la estupida idea de que soy gay-.

Ya le estaba doliendo el estomago de tanto reirse.

En un principio aquello habia sido cierto, una vez que estaban cenando en el restaurante, Sumei le habia preguntado, sin pudor alguno, si èl era el novio de Samuel y aunque se lo habian negado, desde aquel momento la mujer creia que a su unico hijo varon le gustaban los hombres.

Se bajaron del auto y entraron en su departamento, sorpresivamente, todo estaba tal y como lo habia dejado -Vaya, me alegra ver que cuidaste muy bien mi casa-.

-Si, como sea. Ahora, lo importante, cuentame sobre aquel viaje tan trascendental que decidiste hacer a Los Angeles- Sam se apoltrono en su sofa, como muchas otras noches.

Èl se sento frente a su mejor amigo, y se detuvo un momento a pensar por donde comenzar -Bueno, para empezar, me encontre con Susan-.

El semblante de Samuel cambio radicalmente, su sonrisa divertida se desvanecio y fue suplantada por una mueca de nostalgia -¿Ah si? ¿Y que tal?-.

Be My ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora