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Una vez más, observaba la ciudad de Nueva York desde su oficina.

Durante los dias siguientes no dejo de darle vueltas a su conversacion con Samuel.

Dylan habia amado tanto a Max que, cuando murio, habia perdido todo su brillo y segun Sam, èl lo habia ayudado a recuperarlo pero ahora que sabia toda la historia con mas detalle ¿estaba a la altura de la situacion?

¿Èl estaria al mismo nivel que Max? ¿o simplemente viviria a su sombra?

¿Dylan lo queria realmente?

Èl nunca seria Max, de eso estaba seguro. Pero tampoco queria reemplazarlo.

Sabia que aquel chico habia sido fundamental en la vida de Dylan y èl no iba a exigirle que lo olvidara pero tampoco queria ser la segunda opcion, aunque la primera opcion estuviera muerta.

Se tomo lentamente su copa de bourbon cuando alguien llamo a la puerta de su oficina.

-Adelante- ni siquiera volteo, seguramente seria Johanna, su secretaria.

-Señor Crowley, lamento molestarlo pero su padre desea verlo- efectivamente, era su secretaria.

-Dile que ire en seguida, ya puedes retirarte- se volteo cuando escucho la puerta cerrarse a su espalda.

Suspiro, mirando la copa en su mano, se bebio el poco bourbon que le quedaba y la dejo sobre su escritorio.

Era momento de enfrentar a su padre.

Desde el dia de La Gala que no lo veia, en parte porque lo habia estado esquivando y por otra parte porque su padre habia estado de viaje pero ya era momento de recibir la bala.

Se acomodo el traje, arreglo su cabello y con la frente en alto salio de su oficina.

Toco suavemente a la puerta y espero a que le dieran el visto bueno para entrar.

Cuando entro, se encontro con el semblante duro y serio de su padre.

-Sientate- le ordeno, sin siquiera mirarlo.

Por un tiempo, cuando apenas era un niño, le habia temido a su padre pero ahora, a sus casi 24 años, no tenia miedo.

No tenia miedo de enfrentarlo, de mandarlo a la mierda.

-¿De que deseabas hablar?- se sento frente a èl y lo observo, expectante.

-De tu comportamiento de estos ultimos dias- por fin su padre levanto la mirada, sus ojos azules, los que èl habia heredado, lo observaron duramente.

Enarco una ceja, haciendose el desentendido -¿Que comportamiento?-.

Su padre bufo, molesto -No me tomes el pelo muchacho. Tu sabes perfectamente de lo que estoy hablando-.

-Refrescame la memoria, porque sinceramente no se de lo que estas hablando- estaba disfrutando de aquel momento.

Su padre estaba perdiendo la paciencia, podia notarlo -Del numerito que hiciste en La Gala de Vogue mientras estabas borracho y del hecho de que no aparecieras por la oficina durante todos estos dias-.

Sonrio, complacido -Oh eso... Me pase con la bebida y la resaca me duro varios dias-.

Un tic nervioso se apodero del ojo izquierdo de su padre -Ya deja de vacilarme, Tyler. Eres un hombre adulto, y nos hiciste pasar la vergüenza de nuestras vidas a mi y a tu madre. Dos encargados del hotel tuvieron que sacarte casi arrastrando porque no podias mantenerte en pie-.

Se mordio el labio, intentando ocultar la sonrisa que luchaba por asomar en su rostro -Ciertamente no recuerdo mucho de eso-.

-Y claro que no! Si estabas ebrio como una cuba!- chillo su padre.

Be My ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora