Tenia la ciudad de Nueva York ante sus pies, algo que probablemente hubiera resultado satisfactorio de no ser porque se sentia de la mierda.
Suspiro, observando desde el gran ventanal de su oficina como los transeuntes iban y venian apresuradamente, como si fueran pequeñas hormigas que entraban y salian del hormiguero, cada uno inmerso en su propio mundo y sus propios problemas.
Y ahi estaba èl, en una elegante oficina en el piso 40 de uno de los edificios mas importantes de la ciudad, pero lo unico que deseaba era prender fuego todo el lugar y ahogarse con el humo o en su defecto con su propia miseria.
Tenia todo lo que podia querer, una linda oficina, un puesto de trabajo asegurado en el buffet de abogados de su padre, un buen sueldo y sin embargo queria tirarse por la ventana.
Ese fin de semana no habia salido de su departamento, y el lunes ni siquiera se habia aparecido por alli. Y habria faltado toda la semana de no ser porque su padre lo llamo, histerico, insistiendole en que fuera a trabajar.
Le dolia todo el cuerpo a causa de haber dormido en el sofá de su sala de estar por la borrachera, pero lo que mas le dolia era haber perdido a Dylan.
Miro a su alrededor, ahora aquella oficina le parecia horrenda, frivola y superflua, se le hacia ajena a su persona.
Observo su reflejo en la ventana y no se reconocio.
Èl no era asi, èl no era todo eso.
Cuando apenas era un adolescente de 18 años, habia soñado con aquella vida, trabajar en un gran edificio de lujo, tener su propia oficina, su propia secretaria, sentir que podia hacer lo que quisiera con el dinero.
Pero ahora que lo habia logrado, detestaba todo aquello, lo unico que deseaba era sacar fotografias, armar galerias, muestras fotograficas y dar largos paseos por Coney Island junto a Dylan.
Bueno, al menos tenia la camara de fotos.
Suspiro, necesitaba verlo. Necesitaba comprobar que estaba bien.
Probablemente iria a su casa cuando terminara de trabajar, y aunque Dylan lo echara a patadas, queria ver como estaba.
El dia se le hizo extenuantemente largo, cancelo la mitad de las reuniones que tenies agendadas para ese dia y a la otra mitad apenas les presto atencion.
Para su suerte, su padre no estaba ese dia, porque si no, probablemente le hubiera cantado las 40 por ser tan "irresponsable".
Salio de aquel edificio arrastrando los pies del cansancio, se subio a su auto y tomo rumbo hacia Brooklyn.
Llego al numero 58 de la calle 46, en Borough Park, espero unos minutos observando fijamente la casa, tratando de descifrar si habia alguien dentro o no.
Finalmente, unos minutos despues decidio bajarse de su auto e ir a tocar el timbre.
Toco un par de veces pero nadie salio a recibirlo, probablemente Dylan aun estaria trabajando o en viaje de regreso a casa.
Miro la hora, el reloj marcaba las 18.00 pm, la hora exacta en la que Dylan salia del trabajo.
Paso media hora y no habia rastros de su castaño. Un momento ¿su castaño? Habia pensado en Dylan como si fuera suyo pero ¿en que momento se habia convertido en su castaño? O mejor dicho ¿alguna vez habia sido suyo?
Se sento en el porche, a la espera de que Dylan apareciese en cualquier momento. Seguramente estaria atascado en el trafico, a esa hora las calles de Manhattan eran un infierno.
Otra media hora se escurrio con rapidez, sin dar señales de vida de Dylan, pero no quiso moverse de alli bajo ninguna circunstancia —Si estas buscando a quien yo creo, dejame decirte que no esta en casa—.
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Be My Forever
RomanceSea lo que sea... Pase lo que pase... Por favor, siempre se mi para siempre... Dylan Evans sufrio mucho durante su vida, y mas aun despues de una gran perdida, pero un encuentro casual con alguien de su pasado, lograra que su mundo cambie para siemp...