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Dias pasados...

Tenia 14 años cuando por primera vez noto que los ojos verdes de Christian Smith, su compañero en el equipo de soccer, eran inusualmente lindos.

Todas las chicas morian por aquellos ojos y por Christian, y a èl sus ojos le parecian lindos.

A los 16 se sorprendio a si mismo observando de reojo el trasero de Michael Highmore, aquellos pantalones vaqueros que le quedaban excesivamente apretados lograban que su trasero se viera casi como el de una chica, redondo y apetecible.

Mientras sus amigos se "deleitaban" mirando el trasero de Anne, la capitana de las porristas, èl se deleitaba viendo el trasero de Michael.

Fue a los 17, en una fiesta de la preparatoria , cuando lo vio. Ya lo habia visto anteriormente en los pasillos de la escuela y en los partidos de futbol americano, pero ahora era como si lo estuviera viendo por primera vez.

Sus amigos lo molestaban por ser èl unico chico abiertamente gay de la preparatoria y ¿por que no? de todo Grove City, y a èl lo arrastraban en sus jugarretas aunque no le hicieran ni la más minima gracia.

Dylan Evans estaba recargado contra una pared, bebiendo de un vaso rojo y èl estaba lo suficientemente ebrio como para ser valiente y acercarse.

Para su suerte, todos en aquella fiesta estaban tanto o más ebrios que èl y no estaban prestandole la mas minima atencion.

Se le acerco y se lo quedo mirando, el chico enarco una ceja —¿Que deseas Crowley? ¿Aqui tambien vas a hacer de mi vida un infierno? ¿o te gusta lo que ves?—.

Dylan tenia un actitud acida y a la defensiva casi con todos, excepto con su mejor amiga Barbara Jones, era como una serpiente que mordia a todo aquel que se le acercase y en parte era su culpa —No... Yo...—.

Estaban peligrosamente cerca. No sabia que decir o que hacer, asi que simplemente hizo lo que mejor sabia, actuar casi sin pensar.

Sus labios se estamparon contra los de aquel chico, que sin dudarlo se colgo de su cuello y se pego a su cuerpo.

Fue un beso sucio, obsceno, cargado de gusto a alcohol y tabaco.

Jadeando se separaron, lo miro a los ojos, aquellos ojos marrones que lo miraban como una gacela asustada mira a su depredador, y en este caso èl era el depredador, era el imponente leon, el rey de la Sabana.

No lo dudo ni un segundo más, tiro de èl y volvio a besarlo.

Esa noche, el leon se comio a la gacela.

A la mañana siguiente, desperto desorientado y desnudo, a su lado Dylan dormia apaciblemente.

Los recuerdos de la noche anterior lo golpearon tan fuerte como una tacleada.

Asustado, se levanto de la cama de un salto y comenzo a vestirse rapidamente.

Tenia que ser un error, èl tenia novia, Anne era una chica fantastica y ademas de que èl era el quarterback, tenia una reputacion que cuidar, a èl no le gustaban los chicos o al menos eso es lo que queria creer.

Se fue de aquella habitacion sin siquiera mirar atras.

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