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Dias pasados...

Con la mirada ausente, observaba como lentamente el ataud descendia hasta descansar sobre la tierra, mientras que Sam le rodeaba firmemente los hombros con un brazo, èl era su unico apoyo en ese momento.

Susan y sus hijas estaban paradas frente a èl, abrazandose con fuerza, como si juntas formaran una muralla entre Max y el resto de la gente.

Se sentia como anestesiado, como si el sedante que le habian administrado en el hospital aun siguiera haciendo efecto en su organismo.

Cuando terminaron de tapar el hoyo y el cura dio las ultimas bendiciones, volteo a ver a Sam, desesperado -Ya vamonos-.

Queria irse, queria salir corriendo del cementerio y no volver a pisarlo nunca más.

Estaba a punto de dar media vuelta para irse, cuando Susan se le acerco, deteniendolo.

La mujer lucia demacrada, y parecia haber envejecido 10 años de un momento a otro. Lucile, Elizabeth y Stephanie estaban paradas en silencio detras de su madre, abrazandose entre ellas con fuerza.

Dylan. Espera. Entre los efectos personales de Max, encontraron esto. Creo que lo mas justo es que tu lo tengas, te pertenece a ti— Susan deposito en su mano una cajita de terciopelo azul marino.

No necesito abrirla para saber su contenido, y una fuerte opresion se instalo en su pecho.

Apreto la caja con fuerza en su mano y la guardo en su bolsillo —Gracias Susan... Nos vemos pronto. Samuel, ya vamonos por favor—.

Sam lo abrazo con fuerza, y lentamente lo encamino hasta su auto, sacandolo de aquel lugar en donde habia dejado sepultado bajo tierra un pedazo de su corazon.

Be My ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora