Capitulo 39

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Mio

— Llegamos—dijo finalmente el presi una vez que pusimos un pie en la residencia de Oyakata-sama, fuimos recibidos por una pequeña niña de cabello plateado con extraños ojos.

Ella nos indicó el camino hasta el interior del lugar, la seguimos en silencio y solo con nuestros pasos llenando las paredes vacias, tras un corto paseo logramos encontrar a Oyakata-sama sentado en la terraza de su residencia recibiendo un poco del cálido sol sobre su piel.

— Mio, Rengoku—habló con su dulce y amable voz apenas nos acercamos a él.

Nos pusimos frente a él para darle señal de respeto, Rengoku nos enseñó a ponernos con una rodilla en el suelo y la otra doblada cada vez que le viesemos.

— Hemos sido designados a una misión—fue el presi quien comenzó a hablar por nosotros—. Agradezco la oportunidad, pero le seré sincero. No quiero que Mio vaya conmigo, prefiero que se quede a salvo en la residencia.

De forma brusca levante la mirada para hacerle frente a las palabras del presi.

— ¿Kyoujurou?

— Mio—interrumpió Oyakata-sama, dirigí mis ojos a él para ver una amplia sonrisa en sus labios—, está bien. Comprendo el miedo de Kyoujurou. Pero, deben saber que esta no es cualquier misión.

— ¿Qué quiere decir con eso?—pregunté curiosa.

— ¿Recuerdas que me hablaste de la forma en que llegaron a éste mundo? Y, ¿de aquellas particulares flores rojas?

— S-Si.

— Bueno, hemos encontrado en una montaña un poco lejos de aquí una gran cantidad de ellas. Es muy extraño, pues se encuentran rodeadas de flores de glicina, por ende los demonios no pueden acercarse a ellas—explicó con calma—. Finalmente, hemos encontrado una pista para devolverlos a su hogar.

Mis pupilas se dilataron por la noticia, saber que puedo volver a ver a mis padres fue un golpe de azucar. Pero, eso podría significar no volver a éste lugar, y es ahora más que nunca cuando quiero quedarme.

— ¿Entonces?—preguntó el presi con la voz entusiasmada—, ¿iremos solo a investigar?

— No solo a eso—respondió el mayor—, sí mi suposición es real, sería incluso posible que hoy mismo ustedes vuelvan a casa.

— Mio—habló el presi feliz—, ¿escuchaste eso? Podras volver a ver a tu familia.

Pero, yo no podía sentir esa emoción.

Oculté la mirada, una ardua lucha en mi corazón se batallaba en silencio mientras ellos clavaban pacientes sus miradas en mí.

— E-Eso es bueno—murmuré despacio, esas palabras tan sencillas de decir eran las más grandes mentiras.

Un silencio vago siguió esa corta frase, el presi iba a hablar, pero la voz de Oyakata-sama le impidió hacerlo.

— Rengoku—dijo el mayor—, puedes ir a ver a los cazadores que les guiaran a la montaña. Mio, puedes quedarte unos minutos conmigo.

El presi aceptó de inmediato su petición, era claro que el pelinegro quería hablar solo conmigo.

Una vez a solas, Oyakata-sama me invitó a que me sentara a su lado. Acepte sin dudarlo, y me acerque a él despacio y en silencio.

— Tu corazón está inquieto—murmuró—, puedo sentirlo. ¿Qué es lo que te inquieta tanto? ¿A qué le temes?

Mis manos temblaban, necesitaba decir lo que sucede.

Jugar con Fuego / RengokuxTu*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora