Jugar con Fuego / RengokuxTu*Finalizada*

Capitulo 43

Mio

Nunca me han gustado las despedidas.

El no saber cuando dirás el último adiós es aterrador y triste a la vez.

Así que, hice la reverencia más sincera y formal que pude hacer.

— Muchas gracias por todo, Oyakata-sama—dije con la voz dura—. Especialmente por su confianza. Muchas gracias.

Sentí sus pasos acercarse hasta mí, pero no me moví de mi postura.
Hasta que esas delgadas manos me alcanzaron y me obligaron a hacerle frente.

El abrazo cálido de un padre con el corazón roto me envolvió en silencio.

— Gracias por traer a mi querido hijo hasta aquí—susurró, sentí su voz ahogarse por un segundo—. Y, ahora mi querida hija se marchara...a ninguno de los dos lo volvere a ver nuevamente en esta vida.

Su voz parecía quebrarse cada vez más, deje que me abrazara y yo correspondí a su abrazo.
Me pregunto, cuanto tiempo ha estado ahogando esta pena que carga en su corazón.

— Pero, sé que serás muy feliz—añadió como sí quisiera alejar toda la tristeza de su interior—. Lo harás. Y, nunca nos olvidaras. Nosotros nunca te olvidaremos.

Poco a poco, se alejó. Pude ver la última lágrima que caía por su mejilla despacio.

— Los llevare conmigo siempre—respondí a sus palabras.

Y, tras haber dejado mis más sinceros sentimientos salí de aquella habitación en búsqueda del presi.

En el trayecto, la voz de un conocido cazador llegó hasta mí.

— ¡Miooo!

Me gire para ver el rostro de aquel cazador con cabello rojo.

— Mio, ¿ya te vas?—preguntó inquieto, su ceño levemente fruncido por la sorpresa.

— ¿Cómo lo sabes?

— Tu aroma...y, el aroma de Oyakata-sama está muy triste. Pude oler la despedida, la tristeza y la pena...

Reí despacio por sus sinceras palabras, me sentí un poco mal por hacerlo.

— Realmente tienes un muy buen olfato—respondí con una sonrisa suave, sus ojos brillaron—. Oh, ¿qué sucede?

— ¡Sonreiste Mio!—dijo feliz—. Ahora estoy más tranquilo. Sé que saldras adelante, y que podras superar todo esto. Eres muy fuerte, Mio.

Él sonrió, el entusiasmo y optimismo que fluye en Tanjirou a veces es envidiable.

— Bueno—dije despacio—. Entonces, esta es la despedida. Dale mis cariños a Urokodaki, ¿si?

Tras despedirme de aquel cazador de cabellos rojos, y desearle lo mejor con todo lo que el destino prepara para él retome mi andar para encontrar el paradero de Kyoujurou.

Para mi sorpresa, él ya se encontraba en la entrada de la residencia.

— ¿Lista?—preguntó despacio.

Asentí en respuesta.

Él comenzó a caminar saliendo de la residencia en silencio, algo extraño habia en esto.

— ¿No te despediras de Oyakata-sama?—pregunté confundida.

— Oh—se detuvo—. Ya lo hice, temprano. Cuando tú estabas cuidando de Senjuro.

Retomó el andar tras haber respondido.

— No pude despedirme de Senjuro—dije mientras caminabamos alejandonos cada vez más de la residencia—. No fui capaz de hacerlo.