Capitulo 41

3.6K 588 204
                                    

Mio

Nada...

El viento susurra a mi lado, los pasos firmes de los cazadores luchando contra aquella mujer...pero, nada.

Nada me mueve...

Nada me llena...

Nada me inspira a ponerme de pie y seguir.

Los cabellos rubios y manchados de sangre descansan aún entre mis brazos, sus labios ya pálidos levemente separados me gritan una y otra vez que ya no está aquí, que Rengoku se marchado.

— Se ha ido...—susurré casi en forma de pregunta.

Mi cuerpo no reacciona, siento mi pecho arder y mis ojos picar. Pero, no puedo llorar.

Quiero hacerlo, quiero gritar, quiero ponerme de pie, tomar mi katana y cortar el cuello de esa mujer con mis propias manos.

Pero, no puedo.

Sus largas y finas pestañas descansan ocultando sus ojos cansados, lleve una mano despacio como sí temiese despertarlo hasta la altura de su frente para correr algunos mechones de cabello.

— Ya no hay calor...

Nunca lo vi. Durante todo este tiempo nunca me di cuenta que Rengoku es el fuego vivo que mantenía mi corazón en un constante calor.

— Jugué contigo...jugué con el calor que me regalabas todo el tiempo, mientras que yo no fui capaz de tomar una decisión.

Sus sonrisas siempre fueron para mí, sus miradas sinceras siempre me siguieron.

Y ahora, ya no queda nada...

Ya no hay nada para mí.

Y, como sí hubiese encontrado la llave que mantenía cerrado mi corazón, las lágrimas cayeron por mis ojos sin detenerse.

Mi cuerpo tiembla mientras lloro, lo acercó más a mí queriendo ocultarlo del mundo sin entender por qué no hice nada para evitar esto.

— Lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo siento.

Dije una y otra vez aferrandome a su frio cuerpo, mi voz duele, sentir su silencio duele aún más.

— Lo lamento, Rengoku. Despierta, por favor. Despierta.

No lo puedo aceptar...no puedo creer que el sol se haya apagado entre mis manos.

— ¡Despierta! ¡Por favor, despierta!

Y grité.

Entre lágrimas, desesperación, tristeza, ira, negación y odio hacia mi misma por fallarle, dejé que mis emociones se desbordaran.

Lloré todo lo que pude, tanto que mi alma se sintió seca.
Oculté mi rostro en su cuerpo ignorando la realidad.

Quiero estar con él. No quiero estar aquí.

— M-Mio...

La voz temblorosa de Tanjirou llegó a mí como un salva vidas en medio de la tormenta. Aún así, ignore su llamado queriendo quedarme con Rengoku.

— Hemos capturado a la demonio...el otro...Él ha escapado—dijo esto último con mucho pesar—. Debemos irnos de aquí, los cuervos ya han partido a dar aviso sobre lo sucedido.

Sus palabras importantes no crearon reacción alguna en mi cuerpo, ni siquiera un centímetro de mí se movió al escuchar aquello.

— Vamos, Mio—sentí sus pasos acercarse a mí, me quedé inmovil hasta que sus manos trataron de aferrarse a mis brazos para quitarme de Rengoku.

Jugar con Fuego / RengokuxTu*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora