Desperté al sentir algo envuelto alrededor de mí; me espanté al darme cuenta de que eran las piernas de otra persona: el rubio de anoche.
Estaba en una habitación desconocida, masculina, cabe aclarar. ¿Qué carajos pasó anoche? Recuerdo poco y nada. Jugábamos a un juego con vasos y pelotas y luego comencé a tomar. ¿Cómo llegué a dormir con este chico?
Me levanté teniendo cuidado de no despertarlo, ni siquiera sabía su nombre. Maldición, tenía solo mi sostén puesto. Como pude desenvolví sus piernas y me tomé mi tiempo para apreciarlo: no sé de qué color eran sus ojos, estaban cerrados; cabello rubio despeinado, cara redonda, se veía extremadamente pacífico durmiendo.
Rápidamente encontré mi ropa y me la puse. No estaba cómoda.
Cuando fui a abrir la puerta, el chico despertó, sobresaltándome.
-¿Tuvimos sexo anoche? –Fue lo primero que preguntó. Azules. Sus ojos eran azules.
-Cuando desperté tenía solo el sostén puesto. Espero eso responda tu pregunta –Respondí secamente, a lo que él gruñó.
Me dispuse a salir del cuarto cuando dijo:
-Soy Michael, por cierto.
-Alex –Volví a responder secamente. El chico era atractivo, pero odiaba el hecho de haber dormido con él bajo el efecto del alcohol.
Eché un último vistazo a la habitación, debajo de la cama, sobre la cómoda… solo para estar segura de que no me faltara nada. Cuando tomé mi bolso y ahora sí me disponía a salir cuando soltó:
-Ey, Alex –Hizo una pausa –estás buenísima –Mi mirada fue de desprecio total. Un imbécil. Maldito imbécil.
Salí y cerré de un portazo. Genial. Estaba perdida en una casa desconocida después de una fiesta. A juzgar por su tamaño, parecía una casa de fraternidad. La habitación de la cual salí estaba al final de un largo pasillo, del cual salían puertas que llevaban a más habitaciones a los costados.
Bajé las escaleras y busqué la cocina. No sabía dónde estaba esa casa. Recuerdo haber venido con mi amiga Chloe, pero hasta ahí llega mi memoria. La cabeza me dolía horrores.
Comencé a buscar en las alacenas, repisas y cajones de la cocina. Buscaba tanto algo para comer como para aliviar la resaca. Opté por prepararme unos huevos.
Una vez cocinados, volteé para buscar un plato.
Mierda.
Había un chico sin camiseta parado ahí, mirándome. No era Michael. ¿Hacía cuánto estaba ahí? ¿Hice tanto ruido como para despertarlo?
-Buen día –Dijo tímidamente.
-Emmm… Hola.
Estaba buenísimo, solo eso para decir. Cabello rubio, bastante despeinado, ojos azules, mandíbula bien definida.
-¿Te molestaría prepararme unos? –Señaló los huevos en el sartén y me pasó un par de platos.
-Sí, claro –Dije después de unos segundos.
No hablamos mucho más. Le preparé los huevos, me sirvió jugo de naranja y me dio unas pastillas para la resaca.
-¿Cómo te llamas? –Pregunté, ya aburrida de nuestro silencio. Él ya había terminado de comer.
-Luke. ¿Y tú?
-Alex –No sé por qué una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro, luego en el de él. Soltó una pequeña risa, lo cual me hizo reír a mí también –Bien, Luke, ¿dónde estoy?
-En una casa de fraternidad, yo vivo aquí.
-Wow, gracias por el dato, no me había dado cuenta –Dije, mi voz llena de sarcasmo. Hizo una mueca.
-Te llamaré un taxi –No me quiere aquí.
-Emmm… eso… estaría bien, creo.
-Bien.
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Hola! Antes que nada, quiero decir que es la primera vez que escribo algo, y lo hago más que nada por diversión y porque tengo tiempo. Si les gustó por favor voten y comenten. :)

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Deeper
FanfictionTomar, besar, salir con chicos, cometer errores... Todas son cosas que me gustaban hacer. Hasta que los conocí. Tres chicos irrumpieron en mi vida cambiándola por completo, al igual que un mejor amigo, que terminó convirtiéndose en una parte impres...