P.O.V. Alma:
Creo que ya pasó una semana estando aquí, mi habitación es más linda y espaciosa que la del castillo anterior. Las cortinas son violetas al igual que mi cama, con unas sábanas blancas que parecen que son viejas, pero se ven elegantes. Tengo mi baño y un vestidor lleno de vestidos que la sirvienta Anastasia me trajo, aparte de Joaquín hay muchos más, pero no puedo tener contacto con todos.
Con el señor Juliann no tuve ni una conversación, a veces lo veía caminar por los pasillos y regañar a algunos, pero nunca me acerqué a él.
En esta semana conocí a muchos sirvientes, Joaquín el mayordomo, Anastasia la mucama y los otros encargados de limpieza y cocina. Parecen buenos, tienen ojos hermosos, algunos un verde azulado y otros amarillos como los de Joaquín.
Además, me han traído algunos juguetes para entretenerme en mi habitación sin tener que salir a jugar, aunque a veces me dan ganas de correr y disfrutar el hermoso jardín que hay.
Los árboles del bosque me dan ganas de treparlos y sentarme con mis peluches a divertirme un poco, por suerte si me quedaba callada sí tenía un poco más de libertad por el castillo.
Me encontraba sentada en uno de los sillones de la gran sala principal, miraba a los sirvientes limpiando cada mueble con algo de apuro y eso me dio curiosidad.
―¡Ya llegan! ¡Apúrense! ―Todos trabajaban como locos, Joaquín abrió las grandes puertas del castillo y los sirvientes huyeron.
Abrí los ojos sorprendida, ¿Qué está pasando? Balanceé mis piernas inquieta, las cuales no alcanzaban a tocar el suelo sentada aquí.
Cinco mujeres jóvenes entraron por la puerta, vestían de colores llamativos y todas usaban vestidos que dejaban ver más de lo normal, eran muy lindas y sonreían como si fueran a recibir un regalo. ¿El señor Juliann les dará algo? ¿Qué vienen a hacer?
―El señor las recibirá pronto, por favor aguarden aquí ―Joaquín salió de la sala.
Fruncí el ceño al verlas, hacían bastante escándalo para estar en este castillo, me sorprendía que todavía no habían sido calladas.
Las mujeres reían y bromeaban entre ellas en un tono de voz bastante elevado, hasta que una de ellas me miró y alzó una ceja.
―¿Una niña? ¿Ahora el sexy Juliann tiene una hija? ―Reía mientras sus compañeras me miraban con extrañeza, pero con una sonrisa burlona.
―¿Sexy Juliann? ¿Se refieren al señor Juliann? ―Exclamé extrañada.
No entendía su forma de referirse a él, ni tampoco por qué le decían así.
―Ajá... ¿Cuántos años tienes, niña? ―Seguía mirándome.
―Siete años ―respondí y ellas soltaron una carcajada.
Ya me molestaban sus miradas y sonrisas, sabía que querían molestarme y crucé mis brazos en defensa.
Rieron y susurraron bajito algunas palabras, sus ojos no eran como los del castillo, al igual que sus pieles eran de un color más oscuro. Dudo que pertenezcan a la raza del señor Juliann, ¿Serán vampiros como todos aquí?
El señor Juliann bajó las escaleras y me distrajo de mis pensamientos, hoy llevaba una camisa azul y unos pantalones negros al igual que sus zapatos. Su mirada fue hacia las mujeres, las cuales sonreían coquetas ante él.
Todo esto era muy extraño para mí, los adultos siempre me parecieron así, ocultan demasiadas cosas y no los entiendo cuando me explican.
Joaquín entró a la sala con una pequeña caja y se la entregó al "amo".
ESTÁS LEYENDO
Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)
VampireÉl, guiado por sus instintos de querer matar y morder, se da cuenta de que su víctima será más especial de lo que creía. Alma, una mujer que quedó bajo el "cuidado" de Juliann, el joven príncipe vampiro, desde que ella era tan solo una niña. Crecerá...