Capítulo XXIX (Sé mía)

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P.O.V. Alma: 

Los minutos no hicieron que el color rojizo de mi rostro desaparezca luego de que él se entere acerca del interesante sueño que tuve esta mañana.

Estábamos volviendo al castillo, y permanecí sentada en el automóvil mirando a la ventana, no quería que él sepa aún más de todo lo que pensaba.

―¿Vas a seguir callada? ―Me miró de reojo mientras conducía ―deja de ignorarme así, pareces un tomate si sigues pensando.

Sí, Andrei y Cristal se fueron cada uno a su castillo. El señor Juliann y yo volvíamos aparte por otro camino.

― No creí que algo así podría paralizarte y callarte por varios minutos, lo tendré en cuenta para cuando estés en esos días donde no paras de hablar ―comentó y lo miré ofendida. 

―Ni que fuera tan charlatana, ¿Acaso ustedes no hablan? ―me defendí. 

―No, en mi caso solo hablo lo necesario ―comentó ―Sin embargo, tu voz no me molesta, si es lo que estás pensando... Solo que jamás pensé que una persona tenga tantas preguntas o sea tan detallista con su entorno. 

Rodé los ojos, creo que se refería a todos los temas de conversación y comentarios que decía todos los días, sea con Joaquín, Ana, Irina...

―¿Me va a decir que nunca tuvo preguntas para hacer en general? ¿Ni siquiera cuando era un niño? ―suspiré mirándolo y él negó ―Es un aburrido, ¿Cómo fue su infancia?

―Me crié hace 500 años, Alma ―explicó ―no es lo mismo que en la actualidad, y menos cuando eres vampiro de la realeza.

―¿Puedo preguntarle acerca de su infancia? ―murmuré ―pero... Solo lo que quiera contarme, no lo obligo.

―No recuerdo mucho, pero mi familia era muy exigente con nosotros, además de que en esa época muchos familiares estaban en conflicto con los cazadores. ―apretó el volante ―en esos conflictos mis abuelos junto a algunos de mis tíos, fueron asesinados.

―No quería que recuerde esas partes... ―bajé mi cabeza.

―Ya no me molestan, con el paso de los años uno se vuelve más frío e indiferente, porque todo lo que ocurre en su vida ya es la misma historia ―expresó ―ves generaciones pasar, familiares que presionan con seguir el maldito linaje y realmente no me importa. 

―...¿Es verdad que su padre me mandó con usted a los siete años para que me mate? ―pregunté.

Ese rumor que siempre se hablaba en los castillos, muchos decían que no duraría ni un día y otros solo decían que él esperaba a utilizarme para luego matarme. 

―Él sabía que yo iba a matarte, tenías la edad. ―afirmó ―a él le encanta fastidiarme, pero al parecer su plan no funcionó, si no hubiera probado tu sangre esa noche cuando estabas totalmente asustada, no habrías vivido, o al menos, me habría dado cuenta en tu eliminación.

Tragué saliva y desvié un poco la mirada, sabía que él ahora no me haría nada y trataba de ser lo más amable conmigo, pero tan solo pensar en todas las cosas que él ha hecho o destruido, me daba un poco de escalofríos. 

―Como ya dije, Alma ―habló al ver que mi piel se erizaba ―somos vampiros, tenemos otras costumbres y a veces trato de entenderte, pero es difícil.

Iba a responderle, pero pude ver que llegábamos a nuestro destino; una carroza en el camino nos esperaba rumbo al castillo. 

El señor Juliann detuvo el automóvil al llegar y bajó del coche. Antes de que mi mano toque la puerta para abrirla, él llegó y abrió la puerta por mí, haciéndome una seña para que baje. 

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora