Capítulo XIII (Él no te gusta)

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P.O.V. Alma:

—¿Entonces te visitó Máximo? —Irina me miró algo pícara.

Desvié la mirada algo avergonzada y asentí. 

Irina chilló emocionada, aturdiéndome. 

—Debes contarme qué hicieron. —aplaudió emocionada.

—Nada, lo detuve —sonreí leve. 

—¿¡Qué!? ―parpadeó sorprendida—¿Acabas de rechazar a Máximo Depardieu, uno de los nobles más importantes del castillo?

—No lo rechacé... Solo quiero tiempo —contesté.

—¿Sabes qué me parece? —me señaló e hizo un gesto pícaro —A mí me parece que te gusta el príncipe Juliann.

—Yo no... —negué con mi cabeza —Él es como... Un hermano para mí, no podría.

—¡Mentira! ¡Él te encanta! —comenzó a reír —¡Tu cara te delata!

—No es eso... —mordí mis labios —él es muy grande para mí.

—Amor es amor, ¿No? —se encogió de hombros.

—Estás loca, las cosas no son así —rodé los ojos. 

—Ah, solo porque eres mi amiga, te dejo a mi bebé Juliann y yo me quedo con Lukas —dijo acomodando su cabello.

—No es tu bebé. —reí.

—Lo son, pero aún no lo saben. —me guiñó un ojo.

Reí negando, a veces no sabía de dónde sacaba esas respuestas u ocurrencias. 

Miré el reloj y suspiré pesadamente.

—Tengo que ir a entrenar, Irina. —me levanté de la silla y agarré mis cosas. 

—Ve tranquila, luego vamos a tu habitación y te preparo para ver a ese bombón —exclamó entusiasmada. 

—Todavía no le dije a el señor Juliann que esta noche Máximo quiere verme. —me mordí los labios  preocupada.

—Suerte, y trata bien a mi bebé prestado —comentó.

Reí y me fui apresurada. 

Saludé a algunos sirvientes en el pasillo mientras llegaba al salón, casi todos trabajaban a esta hora, era como decir la hora perfecta para salir ya que en la tarde el Sol comienza a bajar. 

Llegué al salón, y no solo estaba el señor Juliann sino que también Lukas, creo que ya es hora de prepararse para otro sermón. 

Y por sus rostros, ya me imaginaba lo que me iban a decir. 

—Tú. ―me señaló el señor Juliann —ven aquí, ahora. 

Tragué saliva y fui con ellos.

—¿No te he hablado de tus responsabilidades? —exclamó molesto.

Lukas solo miraba en silencio, pero seguro que en su interior estaba disfrutando el regaño por no entregar mis tareas. 

—Sí, me has dicho —murmuré y desvié mi mirada.

—Encontraré el castigo adecuado —dijo el señor Juliann. 

Mierda, ahora ¿Cómo le digo que quiero salir a la noche? 

—¿Qué estás ocultando? —frunció el ceño.

Ahora tenía a dos vampiros que leían la mente tratando de mirarme, ¿Acaso no puedo tener un mínimo de privacidad?

—Nada —respondí aun desviando mi mirada.

—Señor, yo no tengo tiempo para esto... —Lukas se quejó.

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora