Capítulo VIII (Efectos y experiencias)

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P.O.V. Alma: 

Tragué saliva un poco ansiosa, estábamos frente a la puerta de la oficina del señor Juliann y no veía la hora de terminar e irme cuanto antes. Irina arreglaba su cabello y subía un poco su vestido dejando ver más sus piernas.

¿Acaso estará siempre pensando en cómo conquistarlo?

Rodé los ojos mirándola y toqué la puerta. Un "Adelante" se escuchó del otro lado. Irina abrió y ambas entramos, para luego cerrar la puerta a nuestras espaldas. 

Ahí estaba él, recostado en su sillón y rodeado de libros, como siempre su cabello algo despeinado y sus ojos rojos que se clavaron en mí. Su camisa ahora estaba casi del todo abierta, dejando ver aún más sus tatuajes en su pecho y brazos, junto a su torso que dejaba ver su buen estado físico. 

Recordé que él podía leer mi mente y me ruboricé con solo pensar en que él podría saber que lo escaneé de arriba a abajo. 

—Siéntense —exclamó serio.

Irina y yo nos sentamos, y en ese momento sentí que ahora era él quien me escaneaba. Ella parecía que babeaba viéndolo, hasta que golpeé levemente su brazo para que al menos disimule un poco. 

—Primero dejaré cosas en claro... Irina, te deberás encargar de cuidarla a Alma ¿Oíste? No quiero nada fuera de lugar, ni un rasguño, tampoco quiero problemas ni que la metas en alguna situación que sabes que podría ser peligrosa —dijo sirviéndose una copa de vino y mirándonos. 

Irina asintió. 

—Segundo, ¿A qué hora volverán? —preguntó para luego beber de la copa.

—Por la madrugada... A esa hora terminan las fiestas —respondió Irina. 

¿Madrugada? Que tarde... Creo que me quedaré dormida allí si me aburro, aunque tenía buenas expectativas acerca de todo esto. 

El señor Juliann asintió algo disgustado ante la respuesta de Irina.

—Tercero. ―me miró —Allí habrán muchos idiotas... —se levantó de su sillón y buscó algo entre las estanterías —te daré una pocion y te la tomarás.

—¿Qué hace? —Lo miré con desconfianza.

—Te hará oler como uno de nosotros y tu sangre tampoco se podrá oler a distancia —Agarró un pequeño frasco —esto es algo fuerte, es para tomar una vez cada tanto.

Él me dio el frasco, tenía un líquido color violeta. Abrí el frasco y lo olí, hice una cara de disgusto. 

—Tómatelo, allí no habrá nadie conocido así que no sabrán que eres humana —Dijo mirándome—tus ojos cambiarán a color azul y tu temperatura bajará.

Algo preocupada, comencé a beber del frasco hasta que no pude más. Su sabor era horrible y reprimí mis ganas de devolver todo lo que tomé

Irina me miró de reojo algo asqueada, creo que ella también olió la pocion.

—Alma, recuerda que eso no te transforma, sigues siendo humana y debes tener cuidado —Su mirada era seria —eso incluye comportarte como nosotros, y trata de no beber nada extraño.

Sentí un cosquilleo en el cuerpo, mi piel se puso aún más pálida y me llevé una mano a mis ojos al sentir una punzada en ellos. Solté un gritito de dolor.

—Cuando estés allí, no digas nada de mí, no quiero que te separes mucho de Irina —Dijo el señor Juliann.

Asentí aún con mis manos en mis ojos, cuando ya no dolían, las quité.

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora